Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
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Procesión de la virgen de Santa Lucía en el
casco histórico luciteño
COLINA, Adeyro
ARRIETA, Naida
GARCÍA DELGADO, Julio
Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt”
Departamento de ciencias sociales
adeyrocolina@hotmail.com
naidaarrieta@gmail.com
juliogarciad@hotmail.com
Resumen
En esta investigación se analiza la procesión de Santa Lucia de la parroquia homó-
nima del municipio Maracaibo. Esta procesión es parte importante de la tradición
del Empedrao. Teniendo como marco referencial a Mangieri (2006), Turner (1900),
García (2004), Augé (1987) y Silva (1992).Se utilizó el método etnográco, aplicán-
dose la técnica de observación-participante con una entrevista semi-estructurada y
fotografías. Se aplicó el análisis hermenéutico a la información suministrada por los
interlocutores. Los resultados revelan que la procesión es un ritual cohesionador en el
pensar y en las prácticas cotidianas del luciteño. Se concluye que la procesión de Santa
Lucía constituye un ritual cohesionador de los luciteños quienes reavivan su identidad
mediante la práctica de la procesión.
Palabras Clave: Procesión, Parroquia, Santa Lucia.
Procession of the holy virgin Lucia in the historic place of Santa Lucía
Abstract
is research analyzes the procession of Santa Lucia of the parish of the same name
Maracaibo Municipality. is procession is an important part of the tradition of Em-
pedrao. Taking as a framework to Mangieri (2006), Turner (1900), Garcia (2004),
Boom (1987) and Silva (1992). Ethnographic method was used, applying the techni-
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura.
Año 2 N° 3 Enero/Junio 2014, pp. 53-71
Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt
ISSN: 2343-6271
Recibido: 20/08/2013
Aceptado: 30/11/2013
COLINA, Adeyro; ARRIETA, Naida y GARCÍA DELGADO, Julio
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que of participant observation, semi-structured interview and photographs. Herme-
neutic analysis was applied to the information provided by the partners. e results
reveal that the procession is a ritual cohesive in thinking and in the daily practices of
luciteño.
Keywords: Procession, Parish, St. Lucia.
Introducción
Las comunidad y grupos humanos en general se han interrelacionado
entre sí y se han conectado con el universo y la naturaleza, a través de sím-
bolos, y el luciteño no escapa a ello, por lo que desde la época de antaño tra-
dicionalmente todos los 13 de diciembre se realiza la procesión de la virgen
Santa Lucia por las principales calles de la parroquia que lleva su nombre
y que está fuertemente ligada al proceso identitario-simbólico del luciteño.
Santa Lucia, una de las parroquias más populares de Maracaibo, se ubica en
la zona central muy cercana a las orillas del lago, tiene una particularidad en
relación a otros lugares de la ciudad. La parroquia Santa Lucia
1
ha sufrido
cambios políticos-administrativos, siendo la última en 1990 cuando queda
conformada de la siguiente forma: en el centro de Maracaibo, se extiende:
al norte, calle 93 con avenida 1ª; al sur, calle 77 o avenida 5 de julio; al
este, con la avenida 2 (El Milagro) hasta la cañada Morillo; y al oeste, unas
coordenadas irregulares desde la avenida 4 (Bella Vista) hacia la calle 88,
iniciando nuevamente en la avenida 8 (Santa Rita) hasta la calle 85 y na-
lizando en la avenida 9b.
El culto a la virgen se inicia con el contacto de Maracaibo con los eu-
ropeos, y luego continuó con el ujo comercial que se realizaba a través
de su puerto, siendo la familia Isea la que se dio a la tarea de expandir la
existencia a todo el poblado del Empedrao, iniciándose de esta manera el
fervor, su fervor religioso, todos los 13 de diciembre la procesión, que parte
del templo que lleva su nombre una vez terminada la eucaristía y recorre las
principales calles de la barriada, para volver al templo nuevamente.
1 Es pertinente aclarar que el sector Santa Lucía (El Empedrado) y la parroquia homónima
no son coincidentes en límites. El sector es una de las zonas más antiguas de lo que hoy
es la parroquia, en tanto que esta última abarca muchos otros sectores, como Valle Frío,
Pichincha, El Milagro, entre otros. Para efectos del presente artículo, a se circunscribe al
sector propiamente dicho.
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La procesión ha sido un punto de encuentro del luciteño y en los últi-
mos años no solo para los que allí habitan, también los que regresan, que
por motivos diversos no están todo el año en la parroquia. Esta esta (pro-
cesión) se convierte en un día de cohesión social donde se olvidan las dife-
rencias políticas, económicas y sociales y gira en relación a la devoción de
la virgen que forma parte de los códigos simbólicos cívicos (respeto, frater-
nidad y convivencia).Ese día todo cambia para el luciteño. En las calles se
comienza a notar su cambio al ser adornada con banderas blancas y rojas;
colores de la virgen que representa su santidad y carácter mártir de la mis-
ma, así como ujo de feligreses que van llegando al templo para escuchar la
eucaristía y pagar promesas hechas a la virgen por sus milagros.
Ese día el luciteño entra en un proceso donde la alteridad que se fusiona
con el reconocimiento del otro alcanzándose un estadio, donde más que
nunca la construcción social de la realidad y la acción colectiva posee cre-
ciente multiplicidad de puntos emergentes y estructuración política que no
termina de denirse, Santa Lucia no escapa a esta alteridad de los códigos
espaciales, históricos y cívicos. La procesión se convierte en una estructura o
escenario cultural-simbólico antes una identidad en fragmento, compuesto
de muchas identidades, algunas veces contradictorias: “Las identidades son
representaciones, ideas…construidas en la confrontación con el otro a par-
tir de la cultura propia con puntos de intersección en las vidas individuales,
cuya objetivación se hace en la vida cotidiana” (García, 2003:6).
En denitiva, la procesión es una de las expresiones más participativa
que el luciteño desarrolla en el año a través de su visión religiosa del mundo
y de su cotidianidad, la cual se ha dado en su devenir histórico, cuando
surgió como parroquia civil en 1844 y tomando más fuerza protagónica
desde que emerge como Parroquia eclesiástica en 1864, como signicación
importante de su ejercicio ciudadano.
1.-Marco teórico-metodológico
Para el análisis de la procesión de Santa Lucia se consideró pertinente
abordar teorías y argumentos teóricos sobre el rito, la identidad, el símbolo
y el espacio. La procesión de Santa Lucia, se ubica como un ritual de con-
tacto que da paso a: “…un vasto conjunto de entornos y de experiencias…
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reiterativas producidas en el espacio de las culturas…cuya nalidad…es la
de asegurar…lazos de cohesión y crear…entorno de grupalidad” (Mangieri,
2006:21).
El rito se convierte en una expresión normativa de toda organización so-
cial, siendo un producto y creación de ella misma e internalizándose en to-
das las estructuras culturales de la sociedad o grupo; cumpliendo diferentes
funciones, que pueden ser identitaria, de cohesión social, de pertenencia,
status y de poder. En el caso de la procesión de Santa Lucia, que es un rito
religioso, se enmarca en lo que se dene como rito: “…una conducta formal
prescrita en ocasiones no dominada por la rutina…que guarda una estrecha
relación con la en seres o fuerzas místicas” (Turner, 1900:21).
Cada sociedad o grupo conforma su cultura con valores y creencias, lo
cuales le da forma a su identidad, originando su articulación, dinamismo
y dialéctica entre ellos: “Toda sociedad se representa a sí misma como un
modo y estilo de vida particular (…) En las identidades hay un dinamismo
que es directamente proporcional a los cambios sociohistórico…de los in-
dividuos que la viven” (García, 2004:19-22).
A estas identidades, se suman los símbolos, que le dan signicado al
dinamismo cultural como forma particular, ya que cada cultura particular
posee sus propias conguraciones simbólicas (Augé, 1987:70). Entendien-
do el símbolo como una doble explicación, por un lado como la clave para
descifrar un rito y por el otro como el núcleo del ritual mismo: “El símbolo
es la más pequeña unidad del ritual que todavía conserva las propiedades
especícas de la conducta ritual” (Turner, 1990:21).
El símbolo ritual posee tres estructuras y propiedades que Turner las di-
vide en formas extremas con características observables, las interpretaciones
ofrecidas por especialistas religiosos y contextos signicativos elaborados
por el antropólogo (Tuner, 1990:22).
Basado en la teoría de Turner, se analizaron los símbolos que posee la
procesión de Santa Lucia , teniendo en cuenta el protocolo-religioso , la
ubicación de los actores y elementos, para luego ubicarlos en el marco de
su contexto signicantes; describiéndose las estructuras (privadas-publicas)
que se identica en el campo del accionar de la procesión. Claro está, se hizo
una aprehensión de los diferentes símbolos, basado en los posibles y múl-
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tiples sentidos: “En otras palabras…el símbolo se da en las expresiones de
doble o múltiples sentidos, por lo cual el símbolo llama a su interpretado
(Ricoeur, citado por Silva, 1992:86).
Asimismo, la sociedad va creando espacios llenos de representación so-
cial colectiva que se extiende más allá de los límites de lo físico; convir-
tiéndose el espacio en un contenedor simbólico que le da articulación a la
cultura (Ricoeur, citado por Silva, 1992:21).
Con la procesión de Santa Lucia, el imaginario religioso del luciteño
sobre el espacio tiene una connotación, es decir, donde lo divino se extien-
de más allá del interior del templo hacia el casco histórico de la Parroquia,
convirtiéndose este último en el gran templo de Santa Lucia:
…pregnancia simbólica…condena al pensamiento al no po-
der intuir algo sin dejar de relacionarlo con uno o muchos
sentidos…Esta Pregnancia es la consecuencia de que…en
la conciencia humana nada sea…presentado, sino represen-
tado…dependiendo de las guras que les da el pensamiento
(Ricoeur, citado por Silva, 1992:86).
El tratamiento metodológico se enmarcó en varias visitas al casco his-
tórico de la referida Parroquia para dialogar con el informante clave (Sra.
Leda Parra), aplicándose el método etnográco de observación-participante
y las técnicas de entrevistas y fotografías. De igual manera, se realizó una
analogía entre el testimonio recogido y lo observado en la procesión de la
Virgen Santa Lucia; utilizando el análisis interpretativo basado en el méto-
do hermenéutico.
2.- Historia de la parroquia civil y eclesiástica
Durante el siglo XIX, la sociedad maracaibera se vio reforzada con la
llegada de ingleses, franceses, alemanes e italianos, que vinieron en bús-
queda de nuevos horizontes y en algunos casos para ampliar sus negocios
y desarrollar actividades comerciales, aprovechando la apertura propiciada
por la naciente República.
Esta dinámica maracaibera dada por su puerto va a consolidar el imagi-
nario urbano marabino, produciendo cambios en el comportamiento de la
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gente gracias a las conexiones culturales de afuera; logrando con esto con-
cretar el imaginario colectivo-religioso del barrio Empedrao:
Todo grupo urbano sometido a choques y contactos prove-
nientes de invasiones, migraciones, relaciones comerciales…
extendidas a lo largo del tiempo será más exible y móvil, más
activo expresivo y creador, ya que la asimilación y propagación
de nuevas ideas y formas de vida quebrantan la rigidez social
(Ortega, 2002: 15).
El proceso histórico descrito (desde mediados del siglo XIX hasta prin-
cipios del XX) abre el espacio público al escenario participativo para decidir
nuevas acciones a través de la acción promotora de asociaciones civiles, ca-
pital privado y la libre participación de profesionales, coincidiendo todos
estos intereses con la creación de la Parroquia Civil Santa Lucia motivado
por los vecinos del Empedrao en el 9 de noviembre de 1844, pero comen-
zando a tener efecto a partir de enero de 1845: “…por resolución de la
Diputación Provincial de Maracaibo se emitió un decreto constitutivo de
la parroquia con el nombre de Santa Lucia que estaba conformada por los
caseríos del Empedrao el 9 de marzo de 1844…por petición de los propios
vecinos...comenzó a tener efecto a partir de enero de 1845” (Hernández y
Parra, 1999:2001).
Por otro lado, el fervor religioso luciteño alcanzaba su más alta expresión
en querer tener su propio templo, que representó el símbolo de continuidad
de una participación ciudadana activa y el ejercicio de una ciudadanía ma-
dura, se inició con fuerza con la creación de la parroquia civil Santa Lucia,
la cual se une al deseo de que se atendiera las necesidades espirituales del
empedraero.
A esta situación se agregó el hecho que al llover surgía la incomodidad
de la crecida del caño que dividía a la Parroquia Santa Lucia con el resto de
la ciudad, teniendo que usar canoas para cruzar de un lado a otro. Se coloca
la primera piedra del primer templo (el 15 de julio de 1867). La misma se
terminó de construir el 30 de enero de 1881 y era de enea. Su aspecto era
de líneas comunes igual al de una capilla; tenía una fachada angular y con
una sola torre y una nave, estuvo ubicado entre la avenida 3 y la calle 90:
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Imagen 1: Primera Iglesia de Santa Lucia en el Siglo XIX (1867-1881).
Fuente: Acervo Histórico del Estado Zulia (2013).
La ubicación espacial del templo fue consecuencia del consenso de los
vecinos que decidieron que la construcción seria en el sitio denominado
tabacal, llamado de esta manera porque se sembraban arboles de tabacos,
cuyas hojas eran vendidas para la elaboración de cigarrillos: “Adelantada las
gestiones para construir el templo, se propuso en la sesión del día 4 de Marzo
de 1866, elegir el lugar en el cual sería levantado el sacro recinto. Luego
de varias reuniones y discusiones previas…se eligió el sitio denominado El
Tabacal” (Pérez, 1977: 9).
Posteriormente, en ese mismo lugar (1912) el presidente del estado Zu-
lia (General Gumersindo Méndez), inaugura una plaza con el nombre de
La Libertad, para conmemorar un siglo de la independencia. En dicha plaza
se erigió una estatua de mujer que simbolizaba la libertad. Con el pasar del
tiempo los empedraeros llamaron plaza de la muñeca, más centrada por la
gura de mujer que por la signicación propia de la estatua:
Para conmemorar el siglo de la independencia, en 1911, se
inició la construcción de una plaza, en el sitio conocido El Ta-
bacal, sector del barrio El Empedrao…en 1912 la inaugura el
presidente del estado Zulia, general Gumersindo Méndez, con
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el nombre ocial de Plaza de la Libertad…se la identica con
una mujer, los pobladores del ya populosos barrio, y después
toda ciudad la llaman Placita de La Muñeca. Y así se quedó
hasta ahora (Toledo, 2006:161).
Se inere, que el ejercicio de autonomía y ciudadanía en Maracaibo
siempre ha estado presente por encima de otros circunstancias y senti-
mientos (nacionalista), el cual queda demostrado a principio del siglo XIX
(1810) cuando el ayuntamiento de Maracaibo decide su adhesión a la Junta
de Regencia de España hasta 1821, cuando decide unirse al proceso inde-
pendentista y declararse libre del gobierno español (Ocando, 1985:103).
Esto muestra la madurez política-ciudadana del luciteño en su devenir
histórico, donde ha habido siempre una autodeterminación muy identica-
da a un regionalismo. Este habitus
2
luciteño arraigado es quien le da sentido
y dinamismo a su vida cotidiana desde el siglo XIX y muestra de esto es la
unión de Maracaibo tardíamente al proceso independentista (1821).
Años después, se da inicio la construcción del segundo templo como
respuesta al incremento y fervor de la feligresía. Se inicia en el mismo sitio
del primer templo el 3 de mayo de 1937, con un estilo semi-gótico y dise-
ñada por el padre José Luis Castellano Ortiz, párroco de Santa Lucía para
aquella época.
Los maestros encargado de la obra fueron el señor Agustín Matos Pérez,
José Camarillo y tenían como ayudantes a los hermanos Vílchez. Al parecer
el padre Castellano le rmaba letras por el monto de los trabajos y se iban
liquidando parcialmente, porque la obra no tenía un presupuesto jo y ha-
bía que esperar el aporte de la feligresía, lo que incidió en la lentitud de su
construcción: “El 3 de mayo de 1937, el padre José Luis Castellano Ortiz
inició la construcción del nuevo templo con estilo neogótico, con tres naves
y dos torres sobre las ruinas del antiguo. Es el único en la ciudad construido
con el aporte exclusivo de la feligresía” (Sánchez, 2009).
2 Sistema de disposiciones durables y transferibles…que integra todas las experiencias pasadas
y funciona en cada momento como matriz estructurante de las percepciones, las apreciacio-
nes y las acciones de la gente…que ellos contribuyen a producir (Bourdieu, citado por Rizo,
2004:105)
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Mientras la construcción transcurría, las imágenes fueron llevadas a ca-
sas aledañas al templo. La escultura de la virgen Santa Lucía fue guardada
en casa de la señora Matilde Acosta, que vivía muy cerca, ya que el párroco
Castellano no dejó de ofrecer la eucaristía; en la medida que se abrieron
espacios en el nuevo templo se hacía un altar improvisado y allí celebraba la
misa (Pérez, 1977: 7).
Imagen 2: Segundo Templo de Santa Lucia.
Fuente: Colina (2013).
El segundo templo de Santa Lucia, el cual se ha mantenido hasta la
actualidad y alberga a la virgen, donde todos los años los luciteños la sacan
a recorrer sus principales calles, siguiendo la tradición de antaño que ha ca-
racterizado al luciteño y que forma parte de su patrimonio cultural tangible
e intangible.
Indudablemente, el templo de Santa Lucía representa el epicentro de la
identidad luciteña, donde gira la identidad con sus contradicciones socia-
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les que marcan las actuaciones políticas de la barriada. Sin embargo, han
emergido cambios en torno a la esta patronal, la cual por mucho tiempo
se enmarcó y se desarrollaba en una cultura de paz y fraternidad, sin ningún
tipo de inconveniente entre los vecinos y visitantes en la comunidad. Por el
contrario el contacto entre la gente estuvo lleno de alegría y fervor religioso
y estero durante toda la procesión. José Sánchez, devoto y habitanteo de
Santa Lucía desde hace 87 años, recordó:
…las ferias en honor a la mártir en la época del padre Caste-
llano en las que participaban conjuntos gaiteros que le canta-
ban…durante toda la procesión por las calles de la barriada.
Mi madre instalaba un kiosco en el frente de la casa para satis-
facer la sed los participantes en la procesión (Sánchez, 2009).
En las últimas décadas, la situación ha cambiado rotundamente, pasando
de una cultura de convivencia y armonía ciudadana a escenarios de encon-
tronazos y actos violentos lo que ha incidido en originar algunos cambios
en la esta patronal, la cual se ha circunscrito solo a la procesión: “…desde
principios de la década de los 80 las ferias en honor a la santa fueron que-
dando relegadas por incidentes violentos. Las ferias de hoy no se parecen a
las de antes cuando se desbordaba el sentimiento religioso (Sánchez, 2009).
Se observa que en la medida en que una sociedad se integra y consolida,
implícitamente incuba tendencias de disociación, ocultas bajo la supercie
de la vida ordenada y civilizada: “Los planteamientos de Freud pueden apli-
carse al campo de los estudios culturales y en especial al sociológico, pues se
advierte que la civilización engendra una anticivilización” (http://sincronia.
cucsh.udg.mx/barragan05.htm). Esta es la situación que vive la Parroquia
Santa Lucia, que su cotidianidad y dinamismo social no es excepción a lo
planteado por Freud sufriendo en su seno (Casco Histórico) y en la Parro-
quia en general algunos focos de disociación y delincuencia.
3.- Interpretación simbólica de la procesión de santa lucía
La antesala de la procesión santa-luciteña empieza con la misas para dar
inicio a la procesión que recorrerá las principales y tradicionales calles, que
comienzan a las 5 a.m. y culminan a las 7 p.m. aproximadamente, una vez
recorridas las calles de la parroquia: Natividad, Soledad, San Ramón, Nue-
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va Belloso, San Luis, Pichincha, Casanova, El Rosal, Belén, San Antonio
y Santa Isabel, hasta regresar nuevamente al templo de Santa Lucía. Para
llegar al Templo, espacio donde se inicia y culmina la procesión como una
acción de ritualidad: “…el territorio diferencial no solo mira una extensión
que pueda concordar con el simulacro icono-visual de la cartografía, sino
que se auto-representa en muchas formas…como especie de borde marcado
y así concebido en la vivencia del grupo” (Silva, 1992:52).
A continuación se presenta la caracterización de la procesión, donde se
aproxima a lo planteado por Geertz, quien expresa que la cultura de un pue-
blo es un conjunto de textos que el antropólogo intenta leer por encima del
hombro de sus propietarios legítimos. En este orden de ideas se enmarca la
procesión que se da en la Parroquia Santa Lucia que: “…mantiene el 13 de
diciembre su esta en honor a la virgen y mártir de la cual toma su nombre
(Reyes, Colina y Contreras, 2004:54).
De ellos nos dice la Luciteña Sra. Leda Parra (2010) de 62 años de edad,
quien gustosamente accedió a narrar su experiencia en torno a la proce-
sión de Santa lucia y quien formó parte de la Socias de Santa Lucia en los
primeros años de su vida cuando era una quinceañera. Sonríe y se niega
de antemano a comentar su edad, pero luego accede en voz baja ese dato
(risas). Narró lo siguiente:
Culminada la eucaristía, se procedía a la ubicación de todos
dentro del templo para iniciar la procesión, donde el párroco
junto a su ayudantes se ubicaban de primero con una cruz
mientras un monaguillo rociaba con un inciensario (donde se
coloca el incienso) el incienso hacia adelante y hacia los lados
en dirección a la puerta principal; detrás de ellos, se ubicaba el
Estandarte Mayor, el cual posee la imagen de la virgen Santa
Lucia, el cual tenía borlas con ecos y era muy pesado por eso
lo llevaba un caballero, casi siempre de gran experiencia en las
actividades de la iglesia.
Luego se ubicaban dos (2) columnas una la derecha y otra a
la izquierda, integradas por las Socias de Santa Lucia con una
separación de dos metros aproximadamente entre ambas. La
primera de cada columna portaba una bandera de color blanca
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y la otra de color roja; entre estas dos columnas quedaba un
espacio vacío, que la gente respetaba no solo dentro del tem-
plo, sino durante todo el recorrido. Luego venía la carroza de
la virgen, la cual se adornan de ores blancas y rojas que son
los colores de la virgen, que son la pureza y lo mártir que fue.
Por último, se ubicaban los músicos, cuyo trabajo era acompa-
ñado por las campanadas de la iglesia. Recuerdo que durante
el recorrido fuera del templo entre las Socias de Santa Lucia
cada la se intercambiaban las banderas, te estoy hablando de
los años 1950-60.
La gente respetaba el avances de las socias y en cada esquina
había grupos gaiteros y se veían las casa y calles adornadas con
los colores de la virgen, que ya te lo dije. Ahora eso ha cambia-
do, la gente se aglomera dentro del templo junto a las socias
y los músicos han sido cambiado por bandas musicales que
ahora van de primeros, ha perdido la solemnidad que años
atrás se tenía.
Fíjate por cualquier calle dónde iba a pasar la virgen los veci-
nos no permitían que los carros se estacionaran en los frentes
de las casas, por la gente a medida que pasaba por un sitio se
unía a la procesión; recuerdo que dentro del templo arriba en
el balcón se ubicaba una orquesta que tocaba violín mientras
salíamos de la iglesia.La virgen regresaba al templo en el mis-
mo orden que salió cada quien se ubicaba en sus banco mien-
tras ella seguía hacia su altar con música y se le daba paso al
himno de la virgen y las campanas sonando.
La entrevistada comenzó a cantar el himno y sus ojos se llenaron de
lágrimas y su rostro dio muestra de alegría, fue un momento donde pareció
que los recuerdos de la tradición religiosa la invadieron. Continúa en su
testimonio:
En una ocasión la gente lanzaba ores a la virgen pero no era
frecuente, hubo una ocasión que al entrar al templo desde el
balcón dejaron caer pétalos de ores a la virgen, este balcón
queda en la parte de arriba de la puerta principal, ahora ha
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cambiado…Ahora todo es un desorden un verguero cuando
estaba el padre Castellano había orden él era muy jodido con
las cosas de la iglesia y en especial con lo de la procesión.
La procesión encierra un número de símbolos que permiten establecer
la posición y funciones que cumplen cada uno de los actores y elementos
en su signicación. Como lo deja ver la representación gráca que se hizo
basado en el testimonio de la Sra. Leda Parra (imagen 3), quien años atrás
formó parte directa (Miembro de las Socias de Santa Lucia) de esta esta-
ritual como lo es procesión de Santa Lucia. Hay otra fase que es privada que
precede al protocolo-religioso, como es el vestir de la virgen por parte de los
devotos más experimentados y el párroco del templo, la cual no es vista por
la comunidad en general.
Durante el transcurrir de los años, el protocolo religioso para dar inicio a
la procesión ha variado en los últimos años, reconoce la señora Leda Parra.
Es oportuno que resaltar que tales cambios son más de forma que de fondo,
ya que los actores y elementos del mismo se mantienen en el espacio interno
del templo y a lo largo del recorrido. En la calle la procesión también ha
presentado sus cambios, en las esquinas de las calles principales ya no están
los grupos gaiteros, sino que en las casas encienden los equipos de sonidos
con gaitas. Han desaparecido también el hecho de lanzar ores por parte de
los vecinos a la virgen durante el recorrido. Igualmente ya no se hace lan-
zarle pétalos de rosas rojas y blancas a la virgen desde el balcón a la entrada
del templo.
Ahora bien, el protocolo-religioso (ubicación de actores y elementos
dentro de la procesión) con todos los cambios antes mencionado sigue te-
niendo una serie de símbolos los cuales son analizados de acuerdo a sus
funciones. Una vez culminada la eucaristía casi siempre a las 7p.m apro-
ximadamente en el interior del templo comienzan a ubicarse en el espa-
cio central los actores y elementos, es decir, en primer lugar el párroco y
todas sus comitivas o ayudantes que llevan una cruz como muestra de lo
divino y sagrado del acto y presidida por Dios y un monaguillo rociando
incienso (del verbo incendere),que signica quemar y simboliza la inmor-
talidad, es la fumigación y limpieza del lugar alejando los malos espíritu
(Becker,1977:169).
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Imagen 3: Ubicación de los actores sociales- religiosos, devotos de la
Santa Lucía dentro del templo.
Fuente: Colina, 2012.
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Detrás de ellos el estandarte mayor (con la imagen de la virgen Santa
Lucia), como signicación histórica de sus primeros años de veneración en
el Empedrao en dibujo; por ser pesado es llevado por un hombre. Luego
la conformación de dos columnas, una a la derecha y otra a la izquierda de
las socias de Santa Lucia vestida de punta en blanco con un cinturón rojo,
lo cual representa la devoción y fe de los luciteños, el color blanco signica
la santidad y el rojo el carácter de martí. Las banderas (rojas y blancas) que
llevan las primeras socias de cada columna son la soberanía o pertenencia
a un grupo que representa: “…es símbolo de soberanía…pertenencia a un
grupo” (Becker, 1977: 49).
El espacio dejado entre las dos columnas, que se convierte en un pasi-
llo con signicación hacia la vida es el momento donde la virgen pasa de
lo divino a lo terrenal. Luego detrás de las socias de Santa Lucia, se ubica
la carroza que contiene a la virgen, la escultura representa por un lado la
santidad y por el otro el segundo estadio histórico experimentado por la
virgen (la realización de su escultura).a carroza en su parte superior está
llena de ores blancas y rojas acompañada de velas, lo cual simboliza la
vida, satisfacción, evolución, consolidación y muestra de reconocimiento y
alegrías. Mientras las velas es símbolo de luz con un reector de intensa luz
que alumbra al alma.
Hacia afuera, el ritual presenta una carroza que contiene ruedas a dife-
rencia de otras vírgenes (La virgen del Chiquinquirá) la cual es llevada en
hombros. A diferencia de la de Santa Lucia que es empujada por la feligre-
sía, aquí se observa un símbolo escondido (las ruedas) que se traduce en
acción, avance y evolución y progreso, sin duda plantea el devenir histórico
de la virgen Santa Lucia: “La circunferencia…simboliza la unidad, lo abso-
luto, la perfección; en relación con ello, también es símbolo de lo cielo en
contra-posición con la tierra o de lo espiritual frente a lo material” (Becker,
1977: 78).
Por último los músicos que representan la alegría y alabanza a la vir-
gen, uniéndose detrás de ellos a la salida del templo la gente, para hacer
el recorrido por las calles principales y tradicionales del Empedrao (Casco
histórico) y volver nuevamente al templo donde se recibe a la virgen con
campanadas y con su himno. Es menester mencionar que la procesión tiene
dos facetas una privada y otra de carácter público.
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La fase de carácter privado, donde solo tiene acceso un grupo minori-
tario conformado por los feligreses más antiguos y el párroco, como es la
vestida de la virgen, la cual se realiza antes de iniciarse la eucaristía, la con-
fección de los vestidos varia, pero los colores (blanco y rojo) se mantienen.
Generalmente, y así se ha mantenido por años, los trajes de la santa mártir
no se repiten de un año a otro, y generalmente son confeccionados por al-
guien que para retribuirle su adoración por un favor concedido, le elabora
el traje. En la actualidad, el vestuario de la virgen asciende a más de trece
mil piezas, elaboradas a lo largo de los años, con retazos de tela sobrante de
trajes de novia, trajes de bautizos, primera comunión, o telas compradas
expresamente para tal n. Entre las telas que poseen sus trajes están los bro-
cados, las blondas, y las sedas especialmente bordados con perlas y pedrería
para esta ocasión. Cada confección de traje, gira en torno a un agradeci-
miento, o a la dedicación de manos laboriosas que se ocupan de hacer los
más nos bordados.
Conclusiones
El discurso del luciteño proviene de esas voces basadas en la historia,
anécdotas, y experiencias aportadas por los luciteños de su cotidianidad y
rituales como lo representa la procesión de Santa Lucia. Los interlocutores
con los que se dialogó y se intercambiaron ideas sobre la realidad religiosa-
simbólica, permitió reconstruir lo que representa la procesión de Santa Lu-
cia en algunos momentos, cuyos elementos simbólicos y signicaciones no
se perciben y ni comprenden fácilmente, como lo plantea Mangieri (2006),
en lo referente a la nalidad de los ritos. Por ejemplo la ubicación en el
interior del templo de los actores donde el párroco y comitiva llevan una
cruz como muestra de lo divino y sagrado. El espacio dejado entre las dos
columnas, que se convierte en un pasillo donde la virgen pasa de lo divino
a lo terrenal.
Luego la escultura representa por un lado la santidad y por el otro el
segundo estadio histórico experimentado por la virgen (la realización de
su escultura). La carroza en su parte superior llena de ores blancas y rojas
acompañada de velas, que representa la vida, satisfacción, evolución, con-
solidación y muestra de reconocimiento y alegrías. Mientras las velas es
símbolo.
PROCESIÓN DE LA VIRGEN DE SANTA LUCÍA EN EL CASCO HISTÓRICO LUCITEÑO
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Por otra parte, la procesión está ligada al proceso histórico de la confor-
mación de la Parroquia eclesiástica y política, es decir la participación ciuda-
dana ha girado en relación la esta-ritual desde el siglo XIX hasta nuestros
días. La procesión constituye el evento social más importante de los lucite-
ños, a pesar de que las “veladas” (realizadas entre 1999 y 2013) era mucho
más famosa y concurrida por visitantes ajenos al sector. Para el luciteño, el
evento más importante es la procesión a Santa Lucía, en concordancia con
Mangieri (2006) en lo referente con la nalidad de los ritos.
La participación popular constituye un elemento fundamental en Santa
Lucía. El elemento participativo-organizativo dio paso a la construcción
de los dos templos religioso que se construyeron, basados en el interés del
colectivo luciteño y a su vez lo religioso ha alimentado a lo participativo del
luciteño; ha sido una mescolanza signicativa.
Es interesante, como el imaginario colectivo del luciteño en lo religioso-
político-participativo giró y sigue girando en relación a este ritual (pro-
cesión), que aglutina los intereses de los pobladores del Empedrao, dicho
ritual establece una atmosfera de cohesión que ha abordado el comporta-
miento ciudadano a lo largo de su historia, y actualmente a pesar de los
problemas de inseguridad sigue ejerciendo una importante inuencia.
Uno de los elementos que más les preocupa a los habitantes de Santa
Lucía es la inseguridad. Quizás los problemas de inseguridad estén inci-
diendo de manera negativa y disminuyendo la cultura de paz y convivencia
del luciteño y en la festividad que representa la procesión de Santa Lucia, ya
que se ha observado en estas últimas décadas una disminución y restricción
de personas durante el recorrido por las calles emblemáticas de la Parroquia,
debido al temor de ser víctima de disociados.
Sin embargo, la procesión sigue siendo el punto cohesionador de todos
los luciteños en su pensar y prácticas cotidianas; así como en los niveles
organizativos y participativos de las acciones políticas que se están desple-
gando a través de las organizaciones comunitarias (consejos comunales) en
el Casco histórico.
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