Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
89
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura.
Año 2 N° 3 Enero/Junio 2014, pp. 89-106
Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt
ISSN: 2343-6271
Teoría del Conicto Social y su relación con
la Historia Inmediata
PINTO, Carlos
Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt”
profesorcarlosjavierpinto@gmail.com
Resumen
Los ciclos de conictividad social experimentados Venezuela y en buena parte del
mundo, durante los últimos años, son una clara muestra que el denominado n de la
historia fue una frase vacía y carente de sustentabilidad histórica, acercarse a la com-
prensión de tales fenómenos de conictividad requiere una mirada transdisciplinar.
Por tal motivo el presente análisis pretende ofrecer una serie de herramientas teóricas
metodológicas que, partiendo de las aportaciones de la historia inmediata y de las
teóricas del conicto social, arrojen luces sobre los mencionados ciclos de protesta.
Palabras clave: Teoría del Conicto Social, Fin de la historia, Historia Inmediata, Me-
todología de la historia.
Social Conict eory and its relation to Inmediate History
Abstract
e cycles of social conict experienced in Venezuela and in much of the world in re-
cent years are a clear sign that the so-called end of history was an empty and devoid of
historical sustainability sentence closer to understanding such phenomena of conict
requires a transdisciplinary approach . erefore, this analysis aims to provide a series
of theoretical and methodological tools, based on inputs from the immediate history
and theory of social conict, shed light on the above.
Keywords: Social Conict eory, End of history, Inmediate History, History Meto-
dology
Recibido: 15/07/2013
Aceptado: 30/10/2013
PINTO, Carlos
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
90
La Historia Actual o Inmediata
Lo primero a tomar en cuenta para quienes se adhieren a este tipo de
historia es la defensa de la misma, o más bien la acción por demostrar que
la investigación realizada pertenece al campo de lo histórico, esto motivado
por la errónea percepción de la historia como ciencia que estudia exclusiva-
mente un pasado sumamente lejano o de procesos ya acabados.
De ahí que no resulte extraña la clasicación que realiza el historiador
chileno Ángel Soto Gamboa sobre las ideas o argumentos negativos que
sobre la historia inmediata se tienen aun en nuestros días, estas serían, 1)
el problema de las fuentes, 2) la distancia temporal, 3) carencia de objeti-
vidad, 4) insuciencia de instrumentos teóricos metodológicos adecuados
para su estudio, 5) la independencia del conocimiento y el uso político de
la mencionada historia (Gamboa, 2004).
Todas la anteriores, posturas sostenidas por aquellos quienes niegan la
posibilidad de la construcción de la historia del tiempo presente, pero que
analizadas detenidamente no poseen ninguna sustentación valida.
Comencemos primero con las fuentes. Algunos historiadores errónea-
mente sostienen que la única fuente o al menos la más conable es la del
documento ocial, pero no cualquier tipo de fuente ocial, sino que mien-
tras más antigua mejor, ya que esto nos permitiría asumir una postura más
objetiva frente a la misma, de donde se desprende la extraña y casi incom-
prensible idea de que la calidad, y utilidad de la fuente guarda una relación
directamente proporcional con la cantidad de años, polvo y bacterias que
la misma acumule.
De ser cierta la anterior armación, en efecto la historia del tiempo pre-
sente sería algo ilógico e impensable. Lo cierto es que la fuente ocial por
sí sola no asegura la objetividad y legitimidad del trabajo histórico, puesto
que desde su escritura este tipo de fuente se encuentra viciada de omisiones,
embellecimiento u errores. Por ejemplo, un historiador que únicamente
recurra a la fuente ocial, llegara a la conclusión de que el gobierno dictato-
rial de Pinochet en Chile fue el mejor que en materia de derechos humanos
ha tenido ese país, porque en las fuentes de tal periodo no se evidencian
ningún tipo de torturas o desapariciones forzosas; o que en la Argentina
tampoco se desapareció a ninguna persona y que por lo tanto las madres de
TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL Y SU RELACIÓN CON LA HISTORIA...
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
91
plaza de mayo están equivocadas en buscar a sus nietos, nuevamente por-
que en la fuentes ociales tales casos no aparecen reseñados. Igualmente un
egiptólogo que sólo se deje guiar por la fuente de los escribas o los jeroglí-
cos, llegara a la conclusión de que los egipcios jamás perdieron una guerra,
lo que obviamente es imposible, lo cierto es que los egipcios no reejaban
sus derrotas militares.
Todo lo anterior nos demuestra que la fuente ocial e incluso la antigua
no es sinónimo de objetividad, y mucho menos el requisito esencial o único
para la historia. Es innegable la importancia de este tipo de fuentes, pero no
es la única a la cual puede o debe acudir el historiador. Existen innidad de
fuentes (documentales, la prensa, fuentes orales, canciones, representacio-
nes pictóricas, expresiones culturales, imágenes fotográcas y muchas otras)
que pueden y deben ser utilizadas en la reconstrucción de todo proceso
histórico que se precie de ser objetivo.
Tomemos ahora en consideración la idea de la distancia temporal. Quie-
nes sostienen esto lo hacen convencidos de que la lejanía del proceso his-
tórico estudiado es el requisito fundamental para conseguir el verdadero
y objetivo conocimiento histórico, esto es, trasladar la veracidad desde la
fuente hasta el tiempo, de tal forma que no importa si algún historiador
deja de trabajar con la fuente ocial y utiliza digamos, la prensa de la época,
según tal argumentación la objetividad del trabajo historiográco se asegura
con la lejanía del mismo.
Lo anterior no deja de ser una idea extraña o por lo menos difícil de
comprender; porque si sostenemos que la prensa de hoy en día no es obje-
tiva, y solo se debería estudiar la de hace 70 o más años; entonces ¿cómo se
puede comprender la transformación mágica que sufrirá la prensa de hoy
dentro de 70 años? Cuando se convierta en objetiva, ¿de qué manera hoy
no es objetiva pero dentro de 70 años si? Además, asumir esta lejanía como
requisito de objetividad, sería negar esta última a ciencias como la antropo-
logía, la sociología, o la ciencia política.
Aun si todo lo anterior no fuese necesario para convencer a los defenso-
res de la lejanía del objeto histórico; sería bueno recordarles el primer capí-
tulo de la obra historia y verdad de Adam Scha, en donde se observa cómo
a pesar de haber transcurrido una gran cantidad de tiempo, existía entre
PINTO, Carlos
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
92
los historiadores de su país diversas posiciones historiográcas contradicto-
rias respecto a las causas que desembocaron la revolución francesa. (Scha,
1974) lo cual viene a sustentar la idea de Soto Gamboa cuando arma que
“Efectivamente la lejanía temporal no podrá ser garantía de distanciamiento
epistemológico y metodológico como tampoco la carencia podrá ser causa
de ausencia de este último” (Gamboa, 2004:109).
Respecto a la objetividad, no solo ha sido tratada en innidad de oca-
siones por reconocidos historiadores y escritores de la talla de Jorge Luis
Borges en su relato sobre el tema del traidor y el héroe (Borges, 1993); para
resumir, la objetividad no la da el tiempo, ni los documentos, ella viene con
el compromiso que posea cualquier historiador para con la profesionaliza-
ción y cienticidad de su trabajo.
En cuanto a la carencia teórica-metodológica, sostenemos que al salirnos
de esa visión histórica amante únicamente del pasado muy lejano y del do-
cumento. No necesariamente estamos cayendo en un error; comprendemos
la comodidad que en ese sentido da la investigación del pasado muy lejano;
para comenzar muchas fuentes ya se encuentran en archivos legitimados,
pero el tiempo, la pérdida de algunos documentos, el tipo de documento,
es decir el documento escrito, hace de ese, luego de haber saltado el escoyo
paleográco, un tipo de conocimiento historiográco relativamente más
fácil de trabajar.
Obviamente, el hecho de trabajar procesos acabados, le permite a esos
historiadores ver toda la panorámica y sacar conclusiones en base a la totali-
dad del proceso. Sin embargo, esta historia de lo lejano y ya acabado no está
exenta de errores o problemáticas, comenzando por el tipo de fuentes que
se utiliza, por obvias razones al no existir hace 200 o 300 años un sistema de
educación masicada, entonces no toda y ni siquiera la mayoría de la pobla-
ción sabía leer y escribir, de hecho incluso hace 50 u 80 años esta realidad
no había cambiado mucho en nuestro país, por lo que los archivos guardan
en su mayoría documentos del muy reducido número de pobladores que
sabían leer y escribir, comúnmente pertenecientes a una elite militar, polí-
tica o económica, de donde se desprende que en la mayoría de los casos ese
tipo de historia del pasado lejano, termina convirtiéndose en una historia de
elites o remembranza de hazañas de los grandes héroes.
TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL Y SU RELACIÓN CON LA HISTORIA...
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
93
Todo lo anterior se traduce en una historia que termina dejando fuera a
prácticamente a un 80% ó 90% de la población, lo más trágico del caso es
que todavía hoy por hoy muchos de esos historiadores se preocupan por la
débil identidad de la población venezolana; a nuestro modo de ver la res-
puesta es más que obvia, la gran mayoría de los pobladores venezolanos no
pertenecemos a una elite militar o económica, en ese sentido se hace difícil
sentir identidad con un grupo social del cual no se es participe.
Finalmente, abordando los argumentos de la independencia del conoci-
miento y del uso político de la historia del tiempo presente, sostenemos que
tales argumentaciones son totalmente ciertas. Es que, ¿acaso existe algún
conocimiento o saber histórico que no adolezca de ese problema? Acaso
la historia de la independencia no es utilizada y ha sido utilizada en toda
América como una herramienta política de las elites gobernantes, así como
también esa otra historia, subversiva, la de los vencidos o desaparecidos
¿no fue utilizada por quienes adversan a la mencionadas elites? La historia
y todas las ciencias siempre van a estar cargadas de inuencias y posturas
políticas, de hecho no hay nada de malo en esto, lo errado seria caer en el
infantil error de pensar lo contrario.
Ahora bien, sostener argumentaciones negativas o defensivas sobre la
posibilidad de construcción de un tipo de conocimiento o ciencia no es
una tarea suciente, a nuestro modo de ver también es necesario ofrecer
algunas argumentaciones positivas sobre la posibilidad de la historia del
tiempo presente.
La primera estaría relacionada con la posibilidad de estudiar el presente;
es decir, con la posibilidad de construir una historia inmediata, si bien en
el mundo actual la enorme cantidad de información que brota diariamente
es tan abrumadora que pareciera que pareciera imposible siquiera intentar
comprenderla; lo cierto es que, no se va a tomar toda esa información sino
una parte de la misma.
Además, gracias a los aportes metodológicos de la historia, respecto a
la crítica interna y externa, junto con los aportes de otras ciencias como la
sociología política, la antropología, las ciencias políticas y los métodos de
análisis del discurso, es posible a los historiadores del tiempo presente no
solo realizar una triangulación de las fuentes y perspectivas teórico-meto-
PINTO, Carlos
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
94
dológicas, sino que a su vez le permiten tener o acercarse a tener una mejor
comprensión de los fenómenos socio-temporales, que precisamente por su
vastedad y complejidad, necesitan del concierto de todas las ciencias para
su elucidación.
En cuanto a la historia inmediata, un punto o término clave para com-
prender la misma sería el de coetanidad, para nuestro caso, coetanidad la
asumimos como la comprensión de los procesos socio-históricos inacabados
y aun en curso, vividos por quien reexiona o escribe sobre esa misma histo-
ria, es decir una historia vivida, en palabras del historiador Julio Aróstegui:
Una historia del presente escrita, para ser tal, deberá ser coe-
tánea a la historia vivida. O en otros términos: escrita por los
mismos que la viven, y al tiempo que es vivida, o que se integra
a la experiencia total del sujeto. Por aquellos que pueden en-
tender como historia, como su historia, su propia experiencia
de convivencia, y que son capaces de hacer de ella una cons-
trucción intelectual, cultural y moral (Aróstegui, 2004:101).
A esta historia vivida y no heredada como pasado lejano, se le agrega
además un elemento socio-histórico de coetanidad, esto es, el conjunto de
pautas o percepciones sociales que comparten un grupo de personas o ge-
neraciones de estar viviendo un proceso histórico especico, aun cundo
los diversos grupos sociales o generacionales posean distintas valoraciones
sobre el mencionado proceso, es por ello que Aróstegui, al reexionar sobre
la coetanidad socio histórica, sostiene lo siguiente. “…un presente, lejos de
ser una determinación cronológica, es la categoría basada en la experiencia
de sujetos que viven juntos un mismo tiempo al que cualican las mismas
referencias culturales exteriores e interiores y relativismos y conexiones de
todo orden” (2004:128).
Aunado a lo anterior, también resulta importante hacer mención a una
de las dicultades que viene aparejada con el estudio de la historia inme-
diata, o procesos inacabados. En primera instancia, se encontraría con el
problema de las fuentes; esto porque la cantidad de información que sur-
ge en los tiempos actuales resulta ser tan abrumadora y enorme, que para
cualquier persona o ciencia sería sumamente difícil comprender la realidad
social actual. Además, al tratarse de procesos que aún encuentran desarro-
llándose, entonces el ujo y cantidad de información continuará creciendo,
TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL Y SU RELACIÓN CON LA HISTORIA...
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
95
razón por la que es fácil de comprender porque algunos sostienen que el
conocimiento de la historia inmediata siempre es incompleto y necesitado
de constante revisión.
Pero a pasar de lo anterior, lejos de representar un verdadero impedimen-
to para la historia inmediata, el estudio de procesos inacabados y la bastedad
de fuentes, tal realidad se convierte en una oportunidad de diversicar las
posturas teóricas y metodológicas que se incluyen en la historia. Ello por el
constante acercamiento que realiza este tipo de historia con otras ciencias
sociales, precisamente por partir del reconocimiento del que actualmente la
realidad social es tan compleja y diversa que solo puede ser comprendida
con el dialogo constante de todas las ciencias sociales, de tal forma que la
construcción nal no sea producto de una sola visión segada sino que parte
de las múltiples y diversas miradas disciplinares.
Una vez aclarada la posibilidad epistemológica de comprensión del pre-
sente, es el momento de discernir sobre dos temas fundamentales en toda
corriente historiográca, y más aún en la historia del tiempo presente, estos
serían, 1) la determinación del objeto de la historia, 2) el de jar la delimi-
tación y duración del tiempo a estudiar, en este caso del presente; en cuanto
al objeto de estudio, el historiador español Julio Aróstegui nos sostiene que
“…el historiador, obviamente, no puede trabajar sino sobre las sociedades
humanas concretas, reales, que existen, o que bien han existido. Es decir,
su campo coincide con el de aquel conjunto de disciplinas que llamamos
ciencias sociales” (2001:236). Encontramos aquí uno de los elementos que
conforman el objeto de estudio de la historia, esto es, la sociedad, no la
termodinámica, ni la física, o la astronomía, sino las sociedades humanas.
Sin embargo, tal y como se observa en la anterior cita, existen un conjunto
de ciencias con las cuales la historia comparte su objeto de estudio, por ello
se hace necesario que la historia determine algún elemento o cualidad adi-
cional que diferencia su objeto de estudio del resto de las ciencias sociales.
Dejemos que sea nuevamente Aróstegui quien nos arroje luces al res-
pecto “La pregunta acerca de donde se capta la historia tiene una respuesta
que la hemos sugerido: en la observación del comportamiento temporal de las
sociedades” (Aróstegui, 2001:245).
Lo que diferencia el objeto de estudio de la historia del resto de las cien-
cias sociales es el tiempo, o la cualidad temporal de las sociedades humanas,
PINTO, Carlos
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
96
cualidad temporal que alude a la vez al cambio y la permanencia; es decir a
los procesos socio temporales de los colectivos sociales; lo que no deja de ser
un argumento importante de resaltar, la historia se encuentra en el compor-
tamiento temporal de las sociedades, no solo en el pasado, o exclusivamente
en el pasado muy lejano como algunos arman, ya que el pasado es solo
una de las tres dimensiones del tiempo, y por tanto la historia no termina
con el pasado, ni este ultimo la abarca toda; así que si asumimos la histo-
ria como la cualidad temporal de las sociedades, y comprendemos que el
tiempo posee tres dimensiones, entonces la dimensión presente del tiempo
puede perfectamente ser estudiada por la ciencia histórica.
El tema aludido en el párrafo anterior sobre el cambio y la permanen-
cia, o la continuidad y discontinuidad es una problemática central en la
historia inmediata, y en realidad de toda la reexión histórica en general,
para el caso especíco de la historia inmediata, al no tratarse de procesos
lejanos y acabados donde la permanencia, durabilidad y nalización son de
antemano conocidos, la continuidad y el cambio son aún más complicados
precisamente por tratarse de procesos inacabados donde no se conoce el
punto nal o de ruptura.
De allí que resulte importante dedicar unas breves reexiones al respec-
to. En primer lugar, y aun a riesgo de parecer contradictorio sostenemos
que el cambio y la permanencia, o la continuidad y la discontinuidad, son
facetas o partes de una misma realidad.
No existen hechos o sucesos aislados sin ninguna relación con el pasado
o inuencia en el futuro, así como tampoco existen realidades socio-histó-
ricas inmutables y estáticas, es precisamente esa la idea central de la corta,
mediana y larga duración, que no son momentos que se sucedan de manera
aislada unos tras otros, sino que a la vez que existen y están sucediendo
procesos de larga duración, dentro de este o junto con este se desarrollan
procesos de corta y mediana duración, que en algunos casos producirán
ciertos cambios que acarrean consigo el advenimiento de otro estado socio-
histórico de larga duración.
Un ejemplo de lo anterior es el proceso de la gesta independentista,
cuando la clase dirigente (los mantuanos) utilizaron variados dispositivos
simbólicos, como ceremonias, ritos, canciones patrióticas, símbolos y sig-
TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL Y SU RELACIÓN CON LA HISTORIA...
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
97
nos que legitimaran la nueva nación republicana que se intentaba construir,
pero todo lo anterior no venía de la nada, sino que provenía de ese capital
simbólico que formaba parte del antiguo régimen colonial
1
.
Ahora bien, necesitamos dedicarle algunas líneas a lo que entendemos
especícamente por cambio y permanencia. El cambio, al igual que Aróste-
gui lo asociamos con el acontecimiento, pero no el acontecimiento entendi-
do como un simple hecho o suceso, dentro de nuestra percepción el aconte-
cimiento o los acontecimientos estarían relacionados con el movimiento, o
los tipos de movimientos y acciones sociales que generan y provocan ruptu-
ras y transformaciones de un estado de cosas a otro, “… el acontecimiento,
producto del actuar humano, es el cotidiano constructor de estructuras.
Para los sujetos, el presente se constituye a través de un sistema aconteci-
mientos, que no solo es una sucesión, sino precisamente una modicación
continua, y hasta vertiginosa de la textura cotidiana” (Aróstegui, 2004: 97).
A pesar de ello, no todos los movimientos producen cambios, por lo
cual no todos entran dentro de las categorización de acontecimientos que
presentamos acá, pero estos movimientos recurrentes de la cotidianidad hu-
mana que no vienen aparejados con cambios, también forman parte de la
realidad temporal humana, precisamente la parte temporal que alude a la
permanencia; es precisamente en esa constante dialéctica entre recurrencia
y acontecimiento que se genera el continuo relacionamiento entre el cam-
bio y la permanencia, una permanencia que no necesariamente excluye al
cambio, porque como se armó en líneas anteriores, no existen procesos
inmaculados y estáticos, ni cambios absolutos y radicales sin inuencia del
pasado.
A pesar de compartir la idea de Aróstegui del presente como tiempo
real de la historia, porque todos los acontecimientos coetáneos o lejanos
suceden en un presente especico, y lo que determina su posición en el
tiempo es el momento en el cual el historiador los investiga (la indepen-
dencia de Venezuela, o la crisis de la sociedad implantada colonial, si bien
hoy pertenece a nuestro pasado, el momento en el cual sucedió, fue de
hecho el momento presente de sus actores y protagonistas) sin embargo, el
presente como realidad histórica, no deja de presentar algunos problemas
1 Sobre el particular puede ser consultada la tesis del maestrante María Castro: La Simbología
Del Poder en la Construcción de la República. Venezuela 1808-1830.
PINTO, Carlos
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
98
de tipo epistemológico respecto a la posibilidad de su comprensión. En
realidad, la verdadera problemática que se presenta con la delimitación del
tiempo presente, es en qué momento termina o inicia el presente, cuándo
algo comienza a formar parte del pasado. Algunos sostienen que el presente
es imposible de concebir o estudiar, debido a que si hacemos una división
del tiempo en sus momentos más diminutos, entonces tendríamos unas
fracciones de millonésimas de segundos tan diminutas que son imposibles
o demasiado insignicantes como para intentar estudiarlas.
Pero esta no es una argumentación muy sólida. Armar que el presente
no existe es una idea un tanto difícil de sostener, sobre todo si se toma en
cuenta que el pasado es la acumulación de todos los momentos alguna vez
presentes de una sociedad, así que si no tenemos problemas en aceptar la
existencia del pasado, entonces no se debería tener problemas con la acepta-
ción del presente como realidad histórica, de los contrario tendríamos que
mantener la extraña armación de que algo que si existe (el pasado) está
conformado por algo que no existe (el presente), es decir, de lo imaginario o
inmaterial a lo material; algo que de hecho es contrario al comportamiento
real del mundo natural y físico donde solo lo material le da vida o puede
producir algo material, esto es, la energía no se crea ni se destruye solo se
transforma, pero esa transformación solo es posible a partir de algo material
y tangible.
El verdadero problema del presente entonces no estaría relacionado con
su existencia, sino como dijimos anteriormente con su delimitación, aun-
que quizás no sea tanto un problema del presente en sí, sino más bien de
nuestras percepciones y concepciones respecto al mismo, es decir nuestras
construcción cultural sobre el presente. “El presente es siempre una cons-
trucción, sujeta a las referencias y limitaciones que caracterizan las condicio-
nes generales de la percepción de lo temporal. El porte y las fronteras de esa
construcción la hacemos de hecho nosotros mismos” (Aróstegui, 2004:81).
Precisamente de allí surge la dicultad de algunos en aceptar la histo-
ria del tiempo presente, porque dentro de sus construcciones culturales,
el mismo alude a un instante demasiado efímero y fugaz; ahora bien, si
por el contrario se piensa el presente no como un momento ligado a una
época o un periodo, sino que se encuentra determinado por la coetanidad
de quienes lo viven y lo investigan, así como la importancia que le dan al
TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL Y SU RELACIÓN CON LA HISTORIA...
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
99
mismo, entonces la tarea de construir una historia del tiempo presente se
hace totalmente justicada y posible. De hecho, es aún más factible si se
comparte la división hecha por el historiador alemán Koselleck (1997), del
tiempo histórico dividido en estratos, estraticación que nos haría más sen-
cilla la tarea de comprender los diversos tiempos históricos que en ocasiones
se encuentran sucediendo a la vez en un mismo momento, los procesos o
coyunturas de corta duración, o los momentos de ruptura y continuidad,
aceleraciones y desaceleraciones de los procesos históricos.
El conicto social, sus elementos y teoría
El historiador español Lorenzo Cadarzo arma que el conicto social es:
“Un proceso de interacción contenciosa entre actores sociales que compar-
ten orientaciones cognitivas, movilizados con diversos grados de organiza-
ción y que actúan colectivamente de acuerdo con expectativas de mejora,
de defensa de la situación preexistente o proponiendo un contraproyecto
social” (Cadarzo, 2001: 12).
Uno de los factores o elementos detonantes del clima de conictividad
social, lo encontramos en el momento que algunos especialistas han deno-
minado como frustración de expectativas; cuando se produce una separa-
ción o desproporción entre las expectativas que uno o más grupos creen que
merecen o deben recibir; y lo que nalmente obtienen (Cadarzo, 2001).
Como el mismo autor reconoce, centrar o guiar la interpretación del con-
icto exclusivamente mediante la frustración de expectativas traería como
consecuencia una visión excesivamente psicologizante del conicto social.
Razón por la cual, además de esta frustración de expectativas, también es
importante explicar o comprender tres elementos que representan las bases
de todo proceso de conictividad social, con ello nos referimos a la opor-
tunidad política, la movilización de recursos y los marcos interpretativos.
La Oportunidad política
La oportunidad política es ese momento o periodo de inestabilidad y
debilidad de la elite gobernante que permite a los grupos opositores tomar
conanza sobre sus propias capacidades en el logro de sus objetivos. Asimis-
mo, la oportunidad política se encuentra estructurada por cuatro dimen-
PINTO, Carlos
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
100
siones; 1) el grado relativo de apertura de un sistema institucionalizado; si
se trata de sistemas dictatoriales y opresores de la opinión pública, o si por
el contrario se tratan de formas de gobierno que promueven y protegen las
libertades sociales e individuales; 2) la estabilidad e inestabilidad de la elites
gobernantes; 3) la presencia de aliados entre las elites con los cuales pueden
contar los grupos opositores; y 4) la capacidad que tiene el Estado de repri-
mir la protesta (McAdam y Col, 1999).
Revisemos brevemente cada una de estas dimensiones y su importancia
en la aparición de movimientos sociales y brotes de conictividad, en lo
que respecta al grado de apertura del sistema institucionalizado encontra-
mos que en los regímenes excesivamente represivos y poco respetuosos de
la participación y de la diversidad, la formación de movimientos disidentes
está sumamente restringida, llegando incluso en algunos casos a ser una po-
sibilidad prácticamente impensable (piénsese por ejemplo en los regímenes
dictatoriales). En los sistemas que respetan e incluso promueven la diversi-
dad y la participación política, será más visible y posible la estructuración de
movimientos sociales con un marcado sentido de la participación y acción
ciudadana y política, llegando incluso al caso de que dichos movimientos
reforman la estructura institucional del estado, un ejemplo bastante claro
acerca de cómo la existencia o ampliación de oportunidades políticas inu-
yen en la aparición y forma de movimientos sociales, lo tenemos en el aná-
lisis realizado por Elena Zdravomyslova, dicha autora al estudiar el periodo
de ampliación de las oportunidades políticas acaecido en Rusia producto de
la Perestroika concluye que:
“Las fases del ciclo político (y del ciclo relevante a la protesta)
coinciden con cambios en el alcance y signo de las oportunida-
des políticas durante el primer periodo, la oportunidades exis-
tentes permitían la elaboración de un discurso político abierto
y de iniciativas... Los límites impuestos a las oportunidades de
protesta explican por qué tan solo los MSOs radicales llevan
a cabo acciones colectivas. En el segundo periodo comienza a
prefabricarse oportunidades de carácter electoral, lo que im-
prime ciertas tendencias a la movilización de las organizacio-
nes y dota de ciertos rasgos a su estructura” (Zdravomyslova,
1999: 202).
TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL Y SU RELACIÓN CON LA HISTORIA...
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
101
Tomemos en cuenta ahora la segunda y tercera dimensión, es decir, la
estabilidad o inestabilidad de las elites, y la ausencia o presencia de aliados
dentro de las elites con las que cuentan los movimientos, y es que en la ma-
yoría de los casos un grupo dirigente inestable y dividido propicia la parti-
cipación de los movimientos sociales que gracias a esta situación perciben o
ven aumentadas sus expectativas de triunfo, y más aún cuando se da el caso
de que los dirigentes escindidos o divididos del grupo gobernante pasan
a engrosar las las del movimiento o movimientos sociales opositores. En
referencia a esto el analista Sydney Tarrow nos señala lo siguiente. “Este tipo
de divisiones no solo incentiva a los grupos que cuentan con pocos recursos
a aceptar los riesgos inherentes a la acción colectiva, sino que también hace
posible que algunas secciones de las elites desempeñen el papel de tribuno
del pueblo para aumentar su propia inuencia política” (Tarrow, 1999: 92).
Este autor nos da ciertas indicaciones respecto a lo importante que es
para los movimientos contar con aliados fuertes dentro de la elite. “La pre-
sencia de aliados inuyentes tuvo un efecto especialmente intenso en el caso
de la protesta en Estados con regímenes socialistas, durante los años setenta
y ochenta. Así por ejemplo, conviene recordar el papel desempeñado por la
Iglesia católica en Polonia o por la protestante en Alemania del Este, lugares
donde las oportunidades para la acción eran muy limitadas” (Tarrow, 1999:
92).
La última dimensión que vamos a tener en consideración es la que hace
referencia a la capacidad del Estado para reprimir la protesta, esta tendrá
una inuencia directa sobre los movimientos sociales. A este respectó Dó-
natela Della Porta nos indica que. “aunque la represión policial de la protes-
ta no sea la única forma que el estado tiene de reaccionar, asumo que tiene
un efecto relevante sobre los movimientos sociales y, en concreto, sobre la
forma de actuar de los movimientos” (Della Porta, 1999:103).
Las ideas anteriormente expuestas sirven para medir el grado de apertura
de los sistemas políticos. La autora, al analizar la represión policial en países
como Italia y Alemania del Este, determina como al evidenciarse en ambos
países la etapa de represión dura de la protesta, la acción de los movimientos
sociales se redujo drásticamente, en contraposición a esto cuando la repre-
sión pasó por la etapa suave o blanda, la acción de los movimientos tendió
a aumentar.
PINTO, Carlos
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
102
Los recursos de movilización
Los recursos de movilización hacen referencia a la capacidad que tienen
los grupos de contar con recursos económicos y organizativos lo suciente-
mente sólidos, que les permitan captar nuevos simpatizantes, llevar a cabo
acciones de protesta y movilización, conseguir apoyo y cobertura en los
medios de comunicación, y limitar la capacidad represora del Estado, esto
es sumamente importante para algunos teóricos del conicto social, ya que
muchos arman que las personas se movilizan no cuando padecen una si-
tuación injusta, sino cuando realizan un razonamiento favorable de costes y
benecios, es decir, se activa la protesta cuando existen posibilidades reales
de que la misma tenga éxito.
Para el caso de los recursos de movilización también es importante con-
tar con la estructura organizativa de instituciones con amplia trayectoria en
la arena política. Ejemplo de ello es la clasicación que al respecto realiza
Hans Peter Kriesi “organizaciones de apoyo, asociaciones de movimiento, y
partidos y grupos de interés” (Kriesi, 1999: 222).
Según el mencionado autor, las organizaciones de apoyo vendrían a re-
presentar instituciones que por su empatía con el movimiento, prestarían a
este último un apoyo bastante importante para el logro de sus movilizacio-
nes, ejemplo de ello serán los medios de comunicación, iglesias, imprentas,
restaurantes, comercios, asociaciones empresariales que a pesar de ayudar al
movimiento, no necesariamente están dentro del mismo tomando decisio-
nes o participando de forma directa; por su parte las asociaciones de movi-
miento vendría a ser una estructura dentro del mismo movimiento, confor-
mada por sus simpatizantes y que cumpliría con la función de solventar las
necesidades de los propios simpatizantes y la activación de la movilización.
Finalmente, los partidos y grupos de interés son organismos por lo ge-
neral institucionalizados y con una mayor experiencia en movilización, al
igual que un movimiento social, persiguen intereses políticos por lo que en
ocasiones los objetivos de estos suelen coincidir, razón por la cual en oca-
siones suelen formar una simbiosis que benecie políticamente a las partes.
De igual manera, y continuando con la atención en la movilización,
el autor nos reere unos parámetros para comprender la evolución de un
movimiento social “…el crecimiento y declive organizacional, la estruc-
TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL Y SU RELACIÓN CON LA HISTORIA...
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
103
turación organizativa interna, la estructuración organizativa externa, y las
orientaciones en los objetivos así como los repertorios de acción” (Kriesi,
1999: 224).
El primero de los parámetros alude a la cantidad de recursos y la capaci-
dad de movilización con los cuales cuanta un determinado movimiento so-
cial, en unos primeros momentos casi todos los movimientos suelen contar
con una estructura organizativa débil y con unos muy escasos recursos, no
es sino luego de largos periodos de movilización, apoyo de sus militantes y
constante presión que logran hacerse sentir en la sociedad.
La estructura interna del movimiento se encuentra relacionada con la
cantidad de recursos con los cuales cuenta el movimiento y el nivel de orga-
nización del mismo. Dentro ella se puede observar el grado formalización,
cuando se reera a la estructura burocrática dentro del movimiento o la ja-
ción de unos estatutos internos. La profesionalización, cuando se reere a la
existencia o no de gerentes pagados dentro del movimiento. La diferencia-
ción, que hace mención al grado de diferenciación interna que existe dentro
del movimiento, grupos o subcomisiones de trabajo, comisiones interregio-
nales, por último el nivel de integración, es decir, el acoplamiento que existe
entre las diferentes unidades o comisiones de trabajo o interregionales.
La estructuración interna toma en cuenta las relaciones que puedan exis-
tir entre el movimiento y su contexto, esto es, sus bases, sus aliados y las
autoridades; nalmente dentro de los objetivos perseguidos por el movi-
miento y su repertorio de acción, encontramos los cambios por los cuales
puede atravesar el movimiento, esto es, de institucionalización, cuando se
convierte en algo parecido a un partido político o grupo de interés, para
ello necesita la estabilización de sus recursos, moderar de su repertorios de
acción y su inclusión dentro de las vías institucionales establecidas.
La comercialización, cuando alude a una transformación del movimien-
to en el cual este último se convierte en un prestador de servicios, por lo
cual se le presta una mayor importancia al pago de servicios a sus miembros;
la involución, cuanto solo se toman en cuenta los incentivos sociales, como
los servicios de solidaridad prestados a sus bases, por lo que el movimiento
terminaría por convertirse en una sociedad de ayuda mutua o en un club,
nalmente el movimiento puede transitar la etapa de radicalización de su
accionar o de sus objetivos.
PINTO, Carlos
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
104
Marcos Interpretativos
En cuanto a los marcos interpretativos, éstos son construcciones men-
tales e ideas preconcebidas que sobre la realidad poseen los actores sociales,
esto es, fobias, miedos, odios, expectativas, mitos compartidos, rituales so-
ciales, códigos de conducta, que ayudan a los grupos en pugna a identicarse
como miembros de un mismo grupo, a justicar la protesta y movilización,
y a diferenciarse del grupo contra el cual se encuentra en conicto. Al res-
pecto Hunt, Bedford y Snow sostienen: “En el contexto de los movimientos
sociales, los marcos de acción colectiva no solo destacan ciertos aspectos de
la realidad, sino que también actúan como base para la atribución y articu-
lación de signicados” (Hunt, y cols., 2001:228).
Todo el aparataje o estructura ideológica con el cual cuentan los acto-
res sociales en pugna para enfrentarse mutuamente y justicar su accionar
socio-político, en algunos casos, tales marcos interpretativos sirven como
diagnósticos (Hunt, y col, 2001) de la realidad. Con los marcos diagnostico
se identican o señalan algunas situaciones consideradas aberrantes a través
de ellos los actores sociales y sus simpatizantes no solo interpretan el mo-
mento que se encuentran viviendo, sino que además señalan culpables de la
mencionada situación errónea que pueda estar sucediendo.
Igualmente también se construyen unos marcos pronósticos, (Hunt, y
cols., 2001) cuya nalidad es la de establecer un plan de acción o propuesta
para salir de la situación problema así como los encargados de dirigir tal
proceso de saneamiento. Es necesaria la construcción de unos marcos de
motivación (Hunt, y cols., 2001) que mantengan constantemente alertas a
los simpatizantes del movimiento, es por ello en tales marcos se busca una
justicación de las acciones sociales.
Aunado a lo anterior, con la conguración de estos marcos interpreta-
tivos también van dando forma a los que algunos especialistas denominan
campos de identidad, (Hunt, y cols., 2001). Las mismas estarían relacionadas
con el papel que cada grupo juega dentro de la conictividad social. Así, por
ejemplo, tendríamos a los protagonistas, que son una serie de atribuciones
o identidades individuales y colectivas respecto a quienes son los destinados
a convertirse en los lideres o vanguardias del movimiento, bien sea que
tales construcciones se reeran a héroes, heroínas, defensores de la libertad
TEORÍA DEL CONFLICTO SOCIAL Y SU RELACIÓN CON LA HISTORIA...
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
105
o víctimas, lo que no solo permite identicar a lo interno del movimiento
social, sino que además también va creando una delimitación respecto a los
grupos adversos al mismo.
Es precisamente allí donde se observa el campo de identidad de los an-
tagonistas, que son una serie de atribuciones, generalmente negativas, que
los miembros de un movimiento social van construyendo sobre sus adversa-
rios, como por ejemplo, dictador, autoritario, apátrida, régimen del terror,
golpistas, en este campo no es de extrañar que sean señaladas culpabilidades
respecto a situaciones negativas.
Finalmente, en medio de la pelea entre protagonistas y antagonistas,
también se van delineando los campos de identidades de las audiencias,
que vendrían a ser construcciones individuales y colectivas respecto a los
actores sociales que permanecen imparciales o poco inmiscuidos en la con-
tienda política.; cabe destacar que son esos marcos pronósticos, diagnósticos
de motivación, y los diversos campos de identidad, que sobre el conicto
van construyendo los actores en pugna, los elementos o variables que nos
darán la materia prima esencial para el análisis en la presente investigación.
Referencias
Bibliográcas
ARÓSTEGUI, Julio (2001). La Investigación Histórica Teoría y Método.
Barcelona (España): Crítica.
ARÓSTEGUI, Julio (2004). La Historia Vivida. Sobre la Historia del Pre-
sente. Madrid: Alianza.
BORGES, Jorge Luis (1993). Ficciones – El Aleph – El Informe Brodie. Ca-
racas: Biblioteca Ayacucho.
DELLA PORTA, Donatella (1999). Movimientos sociales y Estado: algunas
ideas en torno a la represión policial de la protesta; En: McADAM,
Dough; y cols. (Comp.) Movimientos Sociales perspectivas comparadas
(pp. 123-135). Madrid: Ediciones Istmo.
GAMSON, William; Meyer, David, (1999). Marcos Interpretativos de la
Oportunidad Política; En: McADAM, Dough; y cols. (Comp.) Mo-
PINTO, Carlos
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
106
vimientos Sociales perspectivas comparadas (p. 395). Madrid: Edicio-
nes Istmo.
HUNT, Scott; BENFORD, Robert; SNOW, David, (1994). Marcos de Ac-
ción Colectiva y Campos de Identidad en la Construcción Social de los
Movimientos; En: McADAM, Dough; y cols. (Comp.) Movimientos
Sociales perspectivas comparadas (pp. 221-250). Madrid: Ediciones
Istmo.
KOSELLECK, Reinhart; GADAMER, Hans-Georg, (1997). Historia y
Hermenéutica. Barcelona, (España): Ediciones Paidós Ibérica.
KRIESI, Hans Peter, (1999). La estructura Organizacional de los
Nuevos Movimientos Sociales en su Contexto Político; En:
McADAM, Dough; y cols. (Comp.) Movimientos Sociales
perspectivas comparadas (pp. 222-261). Madrid: Ediciones
Istmo.
LORENZO CADARZO, Pedro (2001). Fundamentos Teóricos del Conicto
Social. Madrid: Siglo Veintiuno Editores.
McADAM, Doug, (1999). Orígenes Terminológicos, Problemas Actuales y fu-
turas Líneas de Investigación; En: McADAM, Dough; y cols. (Comp.)
Movimientos Sociales perspectivas comparadas (pp. 49-70). Madrid:
Ediciones Istmo.
SCHAFF, Adam (1974). Historia y Verdad. México: Grijalbo.
SOTO GAMBOA, Ángel (2002). Historia del Presente: Estado de la Cues-
tión y Conceptualización. Historia Actual Online, Facultad de loso-
fía y Letras de la Universidad de Cadiz, Cádiz, España, pp. 101-116,
En: http://www.historia-actual.org/Publicaciones/index.php/haol/
article/view/34/35. Fecha de Recuperación: 13/07/2007
TARROW, Sydney, (1999). Estado y Oportunidades Políticas: La Estructu-
ración Política de los Movimientos Sociales; En: McADAM, Dough; y
cols. (Comp.) Movimientos Sociales perspectivas comparadas (pp. 72-
95). Madrid: Ediciones Istmo.
ZSDRAVOMYSLOVA, Elena (1999). Oportunidades y Creación de Marcos
Interpretativos en la Transición a la Democracia el Caso de Rusia; En:
McADAM, Dough; y cols. (Comp.) Movimientos Sociales perspecti-
vas comparadas (pp. 182-200). Madrid: Ediciones Istmo.