
EL PROBLEMA EN LA INVESTIGACIÓN EN HISTORIA: EL CONOCIMIENTO...
Perspectivas. Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura de la UNERMB
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armaciones y explicaciones, si tiene como necesidad establecer un sistema
categorial para sus escritos y, si además, requiere delimitar sectores que les
son anes, no tiene otra alternativa que participar del debate en cuestión. A
estas alturas es pertinente también profundizar en la discusión en torno las
posibilidades de enseñar la formación de los historiadores.
En el marco de la reexión parece necesaria la pregunta por la validez y
pertinencia de insistir en la supuesta objetividad del conocimiento, susten-
tado desde el paradigma hipotético deductivo tradicional, en el que “todo
hecho particular quedará “explicado” en cuanto quede cubierto por una
ley de carácter universal”
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, en el requerimiento que una ciencia, para que
acceda al estatus de tal, deba elaborar un cuerpo de categorías propias que
le garanticen su identidad y le permitan construir su cuerpo teórico. Esta
pregunta adquiere más relevancia hoy cuando se hace necesario contar con
las ciencias auxiliares de la historia, en un panorama en el que se impone
la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad. O insistir en que, para que
un saber tenga el carácter de ciencia primero debe delimitar un objeto y un
método particular. Esto por cuanto a lo que asistimos hoy es a un cuestiona-
miento de estos prerrequisitos que han sido esquemáticamente establecidos
por el positivismo. La pregunta se me ocurre porque considero que a estas
alturas del desarrollo historiográco este debate debería estar en otro lugar.
Componentes que alimentan este necesario debate son las preguntas
que se formula Elena Hernández Sandoica, en su texto “Los Caminos de
la Historia”, en las que deja entrever cierto tinte de escepticismo frente a
las nuevas corrientes que vienen ganando espacios en los escenarios de las
ciencias contemporánea, en especial, en la Historia: “¿Solo la retórica es
pues, llegados a este punto del viaje, lo que nos queda en la supercie? ¿se-
guirá por mucho tiempo el descentramiento del sujeto humano- tanto más
del sujeto social- a favor de la representación y los signicados, entendidos
como “culturalmente construidos”?, ¿No hay, entonces, una realidad “ob-
jetiva” de la que podamos hablar, sino solo descripciones de esta, tamices,
lecturas particulares, percepciones y recepciones, miradas nada más ..?
Todo racionalismo cientíco queda ciertamente, por esta vía extrema,
puesta en cuestión”.(Hernández, 1995:336). A este respecto quiero traer al
3 Hernández S. Elena, p. 242 del capítulo 4.