Perspectivas. Revista de historia, geografía, arte y cultura de la UNERMB
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Wolfgang MARTÍNEZ
en su medio y en su tiempo, al servicio de los grandes ideales colectivos y
concentrados en su tarea para acrecentar y defender valores que, si fueran
destruidos pondrán en peligro su propia seguridad, constituye, en nuestro
concepto, el n supremo de la educación”, imperativos expresados en el
Proyecto de Ley Orgánica de Educación Nacional, presentado en 1948 por él,
“...principios que orientan un humanismo para las masas, en contraposición
con el humanismo burgués, dirigido, como ya hemos visto, a las elites, y, sobre
todo, no a las elites de los mejores, de los más inteligentes y valiosos, sino a
los que estaban en posición de predominio por su riqueza, o por su poder.
Hablamos, en la exposición de ese proyecto, de un “humanismo democrático”,
como inspiración y orientación de toda la ley”. (Prieto 1990)
La losofía de la educación nacional que fundamenta este proyecto de ley es
formar al hombre en la plenitud de sus atributos físicos y morales, contextualizados
e integrados en espacio y tiempo al trabajo productivo de la comunidad, esto
debe ser la meta del sistema educativo moderno. La educación venezolana, por
lo tanto, será humanista, desde las escuelas primarias hasta el nivel universitario.
El humanismo democrático signica, capacitar moralmente al ciudadano
para la práctica de las instituciones libres. En cuanto, a la educación orientada
por el humanismo pedagógico, el Maestro armó: “Progresiva en el sentido de
la formación de un hombre integral, de un hombre libre y responsable con el
desarrollo económico y social, como miembro de una comunidad; que trabaje
el benecio social por encima del individual que implica la satisfacción de las
necesidades personales en armonía la sociedad”.
La carga humanista que debe prevalecer en la escuela encuentra su nivel más
alto en la conjunción con el empeño democrático del proyecto de vida. Para al
hombre es necesario democratizar, y esto es llevar al hombre a la dignidad como
persona y la mejor manera de humanizar, al hombre es tarea de la escuela. Por
ello, sostiene que el n supremo de la educación es “Desarrollar las virtualidades
del hombre, colocándolo en su medio y en su tiempo, al servicio de los grandes
ideales colectivos y concentrado en su tarea para acrecentar y defender valores
que, si fueran destruidos, pondrían en peligro su propia seguridad”. (Prieto 1990)
Conclusiones.
Una gura prominente como el Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, lo
sitúa en la historia de la educación venezolana como un teórico de una claridad
de pensamiento excepcional; de igual manera, es uno de los más importantes
ideólogos de la democracia socialista en Venezuela durante el siglo XX.