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Los pueblos originarios en la Revolución Venezolana
Ydelfonso FINOL*
Centro Estudios Anti- imperialista Simón Bolívar
caciquenigale@yahoo.es
Resumen
La historia de los pueblos se hace imprescindible, destacar que Bolívar y su misión americana no
dejaron de un lado la trascendencia de los pueblos originarios, sus intenciones de elevar el derecho
y la abolición de la esclavitud forma parte importante de la convicción sociocultural de querer
marcar un precedente del bien común de los pueblos. Se hace inagotable el desafío, emprender
la lucha indígena es una forma de vida que es imposible renunciar, a pesar que los destinos
parecen turbulentos, la lucha debe ser constante. El presente ensayo es parte de un repertorio
de la memoria, que pertenece a los hombres y mujeres que de una u otra forma emprendieron
un viaje de nunca retorno con su cultura como resistencia, merecedora de lo nuestro americano.
La revolución Bolivariana liderada por el máximo líder Hugo Chávez, termina concretando
la vindicación de los pueblos indígenas, logrando establecer un sistema jurídico y propuestas
educativas con una visión amplia, otorgando legitimidad en su valor cultural compartido, la
autodeterminación venezolana y sus disposiciones de denirse como una sociedad diversa,
pluricultural y plurilingüe es su máxima proximidad para elevar el ejercicio ciudadano.
Palabras Clave: Derecho, memoria, resistencia, bien común, pueblos originarios.
The original peoples in tha Venezuelan Revolution
Abstract
The history of the peoples is essential, to emphasize that Bolívar and his American
mission did not leave aside the transcendence of the original peoples, their intentions
to elevate the right and the abolition of slavery is an important part of the sociocultural
Perspectivas: Revista de Historia, Geografía, Arte y Cultura
Año 7 N° 14 / Julio-Diciembre/ 2019, pp: 73-79.
Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt
ISSN: 2343-6271
* Cronista de Maracaibo, Coordinador General del Centro de Estudios Anti-imperialista Simón
Bolívar. Economista en LUZ, Diploma de Estudios Avanzados en Historia Contemporánea de la
Universidad de Salamanca, Experto en Derechos Humanos y Derecho Internacional de Refu-
giados.
Recibido: Febrero de 2019
Aceptado: Marzo de 2019
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conviction of wanting to mark a precedent for the common good of the peoples. The challenge
becomes inexhaustible, undertaking the indigenous struggle is a way of life that is impossible
to renounce, despite the fact that the destinies seem turbulent, the struggle must be constant.
This essay is part of a repertoire of memory, which belongs to the men and women who in one
way or another undertook a never-return journey with their culture as resistance, worthy of
what is our American. The Bolivarian revolution led by the maximum leader Hugo Chávez,
ends up specifying the vindication of the indigenous peoples, managing to establish a legal
system and educational proposals with a broad vision, granting legitimacy in its shared
cultural value, Venezuelan self-determination and its dispositions to dene itself as a diverse,
multicultural and multilingual society is its closest proximity to enhance citizen exercise.
Keywords: Law, memory, resistance, common good, native peoples.
Introducción
A nales del año 1979 un puñado de militantes revolucionarios organizó el Primer
Encuentro Nacional Indígena de Venezuela. Tuve el honor de estar en ese pequeño
destacamento de utópicos y compartir con Nohelí Pocaterra, Ramón Paz Ipuana y
otros dignos representantes de diversas comunidades originarias. En aquella reunión
histórica convocada los días 11, 12 y 13 de octubre en la población noroccidental de
Paraguaipoa, con presencia de unas trecientas personas pertenecientes a una docena de
grupos étnicos, se establecieron las pautas de lo que sería el movimiento indigenista
venezolano en las décadas venideras. Transcurridos veinte años, un inédito proceso
constituyente –al que también asistimos- vino a hacer realidad la agenda de luchas
planteada en aquella cita y plasmar en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela los derechos más postergados de la historia latinoamericana: los derechos
de los pueblos indígenas.
¿Qué dice la Doctrina Bolivariana?
En cuanto a derechos indígenas Bolívar fue pionero y precursor. En el constante
y progresiva. Ningún otro líder político o militar de la época sostuvo esta convicción
durante la gesta independentista. Bolívar, en su visión igualitaria de la sociedad
y emancipadora de los oprimidos, que lo llevó a enarbolar el abolicionismo de la
esclavitud y establecer la educación popular como vehículo de igualdades sociales,
se fue acercando a la realidad indígena en la medida que se adentraba en el continente
profundo. Sorprende su apelación a Bartolomé de Las Casas en la Carta de Jamaica,
donde ya señala a los pueblos indígenas como “legítimos propietarios” del territorio
americano. Bolívar desarrolla una obra legislativa pionera en cuatro Decretos: el de
Cundinamarca del 20 de mayo de 1820, el de Trujillo del 8 de abril de 1824, el del
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Cusco del 4 de julio de 1825, y el de Chuquisaca del 14 de diciembre de 1825. En
1820, desde su Cuartel General de Cúcuta, dicta el Decreto de Cundinamarca sobre
Protección a los Naturales, Reivindicación de sus Tierras, Libertad de Trabajo y
Derecho a la Educación.
Allí expresa su voluntad de “corregir los abusos cometidos contra la mayor parte
de los pueblos de naturales de la región que han sido los más vejados, oprimidos y
degradados durante el despotismo español”. En el tercer decreto en Cuzco, trata de
los derechos económicos del indio, prohibiendo los malos tratos y el servicio personal
forzoso, denunciando que les negaban el pago por sus servicios, que les recargaban
odiosos tributos estatales y religiosos, por lo que estableció que todo trabajo indígena
debe ser remunerado en dinero contante, no en especies.
Una revolución que se autodenomina bolivariana, no podía menos que actuar en
consecuencia respecto de la redención de los ancestros de Abya Yala.
El racismo anti-indígena: reproductor de discriminaciones coloniales
Las categorías históricas impuestas por el “vencedor”, que luego fueron repetidas
por el criollo alienado, se generalizaron a través del sistema educativo y el discurso
ocial. La sociedad burguesa dependiente de los centros hegemónicos imperialistas,
tiene como paradigma de vida los valores mercantilistas de un capitalismo
espiritualmente decadente. El racismo es sólo la secuela dialéctica de la explotación del
trabajo y el complejo de superioridad de la “raza blanca”, que tanto daño ha causado
a la humanidad.
Mitos alienantes como el del “descubrimiento”, encubren la negación de la
condición humana de los habitantes originarios del continente americano, hecho que
se explica por el interés colonial de apoderarse de sus territorios y riquezas, en calidad
de primer “poblador”. Este elemento es clave en el proceder invasor, ya que la primera
posesión es fuente fundamental del derecho privado.
Lo común ha sido pregonar el “descubrimiento” de todo lo originario de
Abya Yala, a partir de la mirada del europeo. Como si en estas tierras y aguas no
viviesen, desde tiempos inmemoriales, seres humanos constituidos en sociedades
de diverso grado de desarrollo económico y cultural, igual que en cualquier
otra parte del mundo. La repetición durante siglos de las falsas fundaciones y
descubrimientos, se han metido de tal manera en las conciencias de las gentes,
que hasta el sector cientíco las rumia sin plantearse cuestionamientos que lucen
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obvios.
Según Sepúlveda, el teólogo que justicó el genocidio colonialista en América,
las guerras eran necesarias: “1. Por la gravedad de los pecados que los indios habían
cometido, en especial sus idolatrías. 2) A causa de la rudeza de su naturaleza que les
obligaba a servir a personas que tuvieran una naturaleza más renada, tales como los
españoles. 3) A n de difundir la fe, cosa que se haría con más facilidad mediante la
previa sumisión de los naturales. 4) Para proteger a los débiles contra los mismos
indígenas.”
Evidentemente, la impronta religiosa persigue al indígena más allá de la simple
evangelización, la misma que impusieron con la cruz y con la espada, sobre todo con
esta última. Los llamados “requerimientos”, constituyeron la intimación a través de la
cual se conminaba al indígena a aceptar la religión del invasor, so pena de ser castigado
con la guerra y la esclavización. Es un elemento esencial del esquema civilizatorio
colonialista.
Pero el maltrato físico y moral al indígena trasciende largamente el momento
colonial, heredando a las Repúblicas los desmanes contra “los legítimos dueños de estos
territorios”. Los siglos XIX y XX vieron repetirse estas aberraciones coloniales. Son
notorias por escandalosas, las matanzas organizadas por ingleses, españoles, alemanes
y otros europeos, en la Patagonia; el hecho dantesco de llevar cuerpos de las víctimas
para exhibirlos como trofeos de cacería. En los llanos venezolanos y colombianos se
acuñaron términos como “guajibear”, que se usaba para referirse a salir de caza contra
los guajibos. Deporte criminal que rebasa la imaginación de los hacedores de cción de
terror, toda vez que en el fondo, el interés de estas prácticas genocidas era apropiarse
de las tierras ancestrales de los pueblos originarios.
Historias recientes avergüenzan la especie humana, que ha presenciado el etnocidio
contra el pueblo maya-quiché a manos de militares fanáticos del imperialismo en
Guatemala, o el sistemático acorralamiento del mapuche araucano por el impune
capital transnacional genocida.
Chávez y el indio redimido: el genuino poder constituyente originario
Entre los terratenientes y los indios, me quedo con los indios”, “entre el carbón y los
indios me quedo con los indios”. En este tipo de declaraciones públicas el liderazgo de
Hugo Chávez impregnó entre la ciudadanía una nueva mirada al mundo indígena: los
siempre postergados, los invisibles, los extraños en su propia tierra, los connados al
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espacio fronterizo, comenzaban a tomarse los espacios públicos de la vida republicana
con un protagonismo nunca visto.
La convocatoria a refundar la república activando el proceso constituyente de
1999, además de ser la primera promesa electoral cumplida por el Presidente Chávez,
incluía desde su raíz la participación de los pueblos originarios con su especíca y
particular voz. Las sedes del Poder Público Nacional fueron literalmente tomadas por
animadas delegaciones venidas de todas las comunidades autóctonas. Ya no volverían
a sus selvas, campos, aguas, sabanas, con las manos vacías; y lo que es más importante,
ya no serían nuevamente borrados del paisaje humano venezolano.
La indianidad, al decir de Acosta Saignes, entraba por primera vez en nuestra
historia desde la resistencia a la invasión europea, con un protagonismo notable en la
generación de normas e instituciones de validez totalizante, diseñadas por sus propias
manos para ser revalorizados en una sociedad que recién despertaba del letargo
colonizado.
Las conquistas alcanzadas podrían resumirse así:
- Visibilización del diverso mundo indígena que había sido sistemáticamente
negado y marginado de la vida nacional
- Establecimiento de normas supremas y legislaciones especícas que dan fuerza a
la existencia de una sociedad multiétnica y pluricultural
- Creación de instituciones del Estado destinadas a hacer efectivos los derechos
indígenas y el fomento de nuestras cosmogonías ancestrales
- Empoderar frente al Estado y la sociedad criolla al pueblo indígena antes sujeto a
discriminaciones de herencia colonial
Sin ninguna duda el logro más trascendental de la Revolución Bolivariana ha sido
incluir en la Constitución de la República el Capítulo VIII: De los Derechos de los
Pueblos Indígenas, en cuyo articulado se prevé:
- El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su
organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y
religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y
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tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas
de vida. (Art. 119)
- El aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats indígenas por parte
del Estado se hará sin lesionar la integridad cultural, social y económica de los mismos
e, igualmente, está sujeto a previa información y consulta a las comunidades indígenas
respectivas. (Art. 120)
- Artículo 121: Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y desarrollar su
identidad étnica y cultural, cosmovisión, valores, espiritualidad y sus lugares sagrados
y de culto.
- Artículo 122: Los pueblos indígenas tienen derecho a una salud integral que
considere sus prácticas y culturas. El Estado reconocerá su medicina tradicional y las
terapias complementarias, con sujeción a principios bioéticos.
- Los pueblos indígenas tienen derecho a mantener y promover sus propias prácticas
económicas basadas en la reciprocidad, la solidaridad y el intercambio; sus actividades
productivas tradicionales, su participación en la economía nacional y a denir sus
prioridades. (Art. 123)
- Se garantiza y protege la propiedad intelectual colectiva de los conocimientos,
tecnologías e innovaciones de los pueblos indígenas. (Art. 124)
- Los pueblos indígenas tienen derecho a la participación política. (Art. 125)
Pese a estos logros innegables, sabemos que las luchas por revertir injusticias tan
acendradas en el marco de sistemas opresores impuestos desde antaño, son procesos
que requieren maduración y seguimiento constante y tenaz. Hoy los indígenas
venezolanos disponemos de un ministerio que es parte del gabinete ejecutivo al más
alto nivel, así como de institutos y representaciones parlamentarias desde las que se
ejerce una participación protagónica en la consecución de mejores niveles de vida y de
mayor reconocimiento.
Como decían nuestros ancestros añú del lago Maracaibo: Ayaawaa ou-dagáh, kaa
wataraguey, ugbha kunungar, ani añún teayé (luchamos contra la muerte, resistiendo
como rocas fuertes, y aquí estamos todavía).
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Referencias
Bibliográcas
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: (1999).
La infundada “fundación” de Maracaibo (2015): Fondo editorial Cacique
Nigale.
La Doctrina Bolivariana (2019): Esencia y vigencia.
Sanoja, Mario y Vargas, Iraida (1982): los hombres de la yuca y el maíz.
Monte Ávila.
Arellano, Fernando (1987): Una introducción a la Venezuela
prehispánica. Universidad Cátolica Andrés Bello.
Velázquez, Nelly (1995): Población Indígena y Economía, Velázquez,
ULA.
Corvalán, María Eugenia (1999): El pensamiento indígena en Europa”,
Planeta, Bogotá.
Jahn, Alfredo (1973): Los aborígenes del occidente venezolano. Monte
Ávila.