ISSN: 2343-6271
ISSN-E: 2739-0004
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Recibido: 2024/09/15 Aceptado: 2024/11/01
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El marxismo latinoamericano de Mariátegui: más allá de la dóxa
Mariátegui's Latin American marxism: Beyond dóxa
Cordano Guevara, Stefano Giordan
1
Correo: cordano.cordano@gmail.com
Orcid: https://orcid.org/0009-0001-7346-1620
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.14765380
Resumen
Muchos autores de nuestros tiempos se han enfrascado en la disputa sobre si José Carlos Mariátegui es
un autor “heterodoxo” u “ortodoxo”. Esta temática típica de los autores latinoamericanos de las últimas
cinco décadas ha implicado una desfiguración parcial o total del autor peruano para “adaptarlo” a las
teorías posmodernas vinculadas al denominado marxismo crítico”, que incluye un variado listado de
corrientes que aparecieron como reacción al marxismo-leninismo tradicional de la primera mitad del
siglo XX. El presente trabajo pretende aportar a la resolución de dicho conflicto planteando un Mariátegui
contextualizado y, por ello, más allá de la dóxa de nuestros tiempos.
Palabras clave: Mariátegui, marxismo-leninismo, marxismo crítico, socialismo.
Abstract
Many authors of our times have gotten involved in the dispute over whether José Carlos Mariátegui is an
“heterodox” or “orthodox” author. This typical theme of Latin American authors from the last five
decades has entailed a partial or total disfiguration of the Peruvian author to adapt him” to the
Postmodern theories attached to the denominated “critic Marxism”, which includes a varied list of
currents that appeared as a reaction to the traditional Marxism-Leninism from the first half of the 20
th
century. The present work pretends to contribute to the resolution from said conflict presenting a
contextualized Mariátegui and, therefore, beyond the doxa of our times.
Keywords: Mariátegui, Marxism-Leninism, critic Marxism, socialism.
1
Licdo. Lengua y Literatura. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Chile.
Sección: Ensayo 2025, enero-junio, Vol. 13, No. 25, 108-128.
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allá de la dóxa
Introducción
Tal y como evidencian los rigurosos análisis y publicaciones del académico cubano Felix Valdés
García, el pensamiento latinoamericano ha construido la crítica en áreas como la filosofía, la
historiografía, la antropología, etc., de forma plenamente innovadora. En la convergencia entre
subjetividades nacionales y la modernidad se ha elaborado una teorización con determinados ordenes
categoriales propios de la región. Al igual que en otros continentes, en América Latina se han tomado
los aportes de la humanidad en el ámbito de los estudios sociales y las humanidades. Siguiendo con esta
línea que evidencia la innovación teórico-práctica de los trabajadores intelectuales presentes en nuestra
región, vale destacar que la construcción y posterior auge del marxismo fue el fenómeno filosófico que
más incidencia generó en la modernidad, permeando todos los campos del conocimiento: filosofía, arte,
ciencias exactas
2
, economía política, economía aplicada, sociología, antropología, etc. El marxismo logró
incidir en la realidad de forma tal que se crearon “Estados marxistas”, en un mundo donde nunca habían
existido ni existirán “Estados hegelianos”, “Estados Feuerbachianos” o “Estados Heideggerianos”, etc.
Dicha incidencia imperativa llegó a tierras latinoamericanas con una fuerza relacional entre lo endógeno
y exógeno.
Cuando se habla de marxismo latinoamericano, seguramente lo primero que viene a la mente de
un estudiante son figuras tales como: Ernesto Guevara, Fidel Castro, Emilio Recabarren, Victorio
Codovilla o José Carlos Mariátegui. En el presente trabajo nos encargaremos de este último, intentado
abordar lo relativo a sus aportes, como también las discusiones que han rondado su personalidad. La
finalidad será siempre la búsqueda de una interpretación coherente con el contexto y las marcas textuales
del pensador peruano. Entonces, este trabajo no pretende hablar por José Carlos Mariátegui, sino ser
profundamente honesto con las intenciones comunicativas que tenía dicho autor.
En torno a la figura de Mariátegui, y como sucede en cada pensador marxista reivindicado de forma
totalizante en occidente, por lo general hay dos bandos: ortodoxos y heterodoxos. Los primeros, por lo
general relacionados a la Academia sino-soviética, califican a Mariátegui de un digno intérprete y teórico
2
En estricto rigor, varios logros científicos se lograron en tanto se produjeron en Estados socialistas que disponían de una nueva ética de
las ciencias al servicio de la humanidad. Gracias a ello, hoy disponemos de diversidad de aparatos tecnológicos e innovaciones científicas,
los cuales no podríamos asegurar poseer sin la existencia de dichos Estados.
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del marxismo-leninismo tradicional
3
, y lo argumentan en diversidad de textos, recurriendo al puño y letra
del mismo Mariátegui, aunque haciendo hincapié en ciertos apartados y dando menor acentuación a otros.
Los últimos, generalmente relacionados con la Generación de Sinaloa y la Academia occidental
4
,
plantean una relación de oposición entre marxismo ortodoxo
5
y heterodoxo
6
, incluyendo a Mariátegui en
ese último bando integrando así el denominado marxismo crítico
7
. Ahora bien, los autores que consideran
a Mariátegui un leninista tradicional son Jorge del Prado, Otto Vargas (aunque en otro sentido
8
),
Gianandrea Nodari
9
, etc. Y los que consideran al autor peruano como un pensador heterodoxo, están
Flores Galindo, Aricó, Terán, Guirola, etc.
3
Desde ahora ML.
4
Con esto me refiero a la disputa existente en materia de Ciencias Sociales y Humanidades en las academias occidentales, euroasiáticas y
comunistas: es decir, el corpus categorial en Occidente (principalmente la academia anglofrancesa y germana) es distinto al de la academia
euroasiática (principalmente la academia rusa) y en relación con la academia comunista (China, Laos, Cuba, Vietnam y Corea). Existe una
competencia, censura, y disputa ideológica. Esto es apreciable teórica y prácticamente: las academias son extensiones del Estado, son
instituciones, y por ello responden a intereses estatales; por otro lado, se puede hacer el ejercicio de explorar los trabajos realizados en torno
al concepto de “democracia” y notaremos enormes diferencias bibliográficas, ontológicas, categoriales, etc. En el presente trabajo
analizaremos el entendimiento de “heterodoxia” concretamente de la academia occidental, extraído esencialmente de la academia mexicana
y argentina que opera mayormente dentro del orden teórico occidental.
5
En relación con este concepto, en términos generales refieren al marxismo-leninismo tradicional que se aplicó en la URSS hasta 1953 y
que se sigue aplicando hoy en países asiáticos como China, Laos, Corea o Vietnam (por ej.: la noción de Estado leninista tradicional se
aplica en estos países en contraposición al Estado de todo el Pueblo aplicado en la URSS post-1956. O las nociones filosóficas en términos
generales que entienden al marxismo como una ciencia -véase los discursos de Xi Jinping sobre esto, en los cuales plantea que la filosofía
antes de Marx era mera metafísica y se suscribe a las posiciones soviéticas de entender el marxismo-leninismo como ciencia-). Esto también
es apreciable en términos generales en la Editorial Lenguas Extranjeras de la R. P. China y en los documentos oficiales del PCCh, véase:
ebook.theorychina.org.cn
6
Sería aquel marxismo que no concibe al mismo como una ciencia, sino más bien como una herramienta de constante repliegue crítico que
permite elaborar creativamente una serie de teorías que no son uniformes o unilaterales. Pretende abordar nuevos sujetos históricos y
establecer como fundamento la noción crítica del marxismo. No tiene una clara materialización concreta en un Estado, pero sus autores
suelen hacer referencias que podrían implicar que sus modelos más próximos podrían ser Venezuela, Nicaragua o lo relativo al “socialismo
del siglo XXI” (cuestión bastante debatible, personalmente creo que estos procesos latinoamericanos poco o nada tienen que ver con el MC
y más tienen que ver con la teología de la liberación, el tradicionalismo, la “creación heroica” y la influencia del socialismo chino -por
ejemplo, en lo relativo a la Comuna en Venezuela-, etc.). Este marxismo renovado considera al marxismo ortodoxo como un dogma y
principalmente cuestionan los manuales de filosofía soviéticos y los Estados socialistas de Europa Oriental en sí. A nivel gnoseológico es
un movimiento compacto, a nivel de síntesis teórica es disperso, ambiguo y en muchas ocasiones no tiene suficiente conexión entre un autor
y otro.
7
Desde ahora MC.
8
Otto Vargas entiende el leninismo desde la tradición “maoísta” sudamericana. El “maoísmo” se distingue del Pensamiento Mao Zedong
(PMZ, que aplica, por ejemplo, el Partido Comunista de China desde su fundación hasta la actualidad) de la siguiente manera: mientras el
PMZ entiende la teorización de Mao como una aplicación concreta del marxismo-leninismo tradicional al contexto particular de China, el
“maoísmo” entiende que es una “superación” del ML. Entonces, Otto Vargas comprende que el ML es el marxismo de la época del
imperialismo en el periodo de la primera mitad del siglo XX, y el “maoísmo” sería la aplicación del marxismo a la “nueva era”, segunda
mitad del siglo XX y posteridad. Con esto último, quedaría pendiente investigar si Vargas considera a Mariátegui como un ML tradicional
(por lo que tendría menos vigencia) o lo considera un proto “marxista-leninista-maoísta” (en tal caso, tendría una vigencia mayor). De esta
manera podrías asociar o no la apreciación de Vargas con la del Partido Comunista Peruano Sendero Luminoso de Abimael Guzmán, que
adquiere su nombre por Mariátegui. Vale decir que esta noción de Otto Vargas es considerablemente posterior a la fundación del Partido
Comunista Revolucionario de Argentina, como indica Santiago Siskindovich en su texto El Partido Comunista Revolucionario y la
construcción de la delimitación con el Partido Comunista argentino (1968-1969).
9
Quien afirma que Mariátegui en Italia ya en 1922 formó una Célula Comunista Peruana, donde expuso su adhesión total a la Tercera
Internacional.
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Ahora, el pensamiento de Mariátegui, profundamente innovador, a mi criterio no es ni ortodoxo
(ML) ni heterodoxo (MC). La oposición existente en la actualidad entre pensadores y teóricos del ML y
MC es una cuestión que circula posterior a la muerte de Mariátegui. Es complejo marcar un inicio, pero
se puede suponer que como mínimo, desde 1924 emergieron las bases del ML, con la publicación de Los
fundamentos del leninismo, de Iosif Stalin
10
. Pero que, desde 1935 se hizo público y masivo el debate
existente entre los defensores del ML y las posiciones críticas de otros autores y políticos. El MC se ha
constituido mínimo desde 1959, en un sentido de noción formal y universal (y no sólo informal o local)
11
,
puesto que ahí se hace público el XX Congreso del PCUS de 1956. Con ello, la ruptura sino-soviética
(1961); la ruptura albano-soviética (1962) y, en los ’70, la ruptura con los eurocomunistas (Italia, España
y Francia). Será recién en los ‘80 donde se consolidan y sistematizan autores latinoamericanos que
elaboran públicamente un MC que posicione a Mariátegui como uno de sus principales compositores.
Entonces, dado lo comentado en el rrafo anterior, sería anacrónico hablar de un Mariátegui del
ML consolidado o del MC. Recordemos que, bajo estos términos, el MC no es simplemente criticar el
ML, (puesto que la crítica es algo vivo y siempre está presente, y por ello los fenómenos históricos que
dividieron a los comunistas en tantos momentos del siglo XX), sino que el MC es poseedor de una crítica
en concreto, y dicha crítica en concreto es resultado de un contexto histórico que no era coetáneo de
Mariátegui. En un sentido histórico, respecto al MC como reacción al ML, podemos destacar un
fenómeno central que ocurrió en la segunda mitad de los ‘50 y que modificó el campo socialista,
generando la ruptura sino-soviética (1961) y sino-albanesa (1962)
12
: los chinos defensores del ML, los
soviéticos que, digamos, crearon condiciones favorables para el auge y despliegue del MC
13
entre 1956
10
Su traducción al español fue bastante posterior. Entre 5 y 8 años después, dependiendo la fuente.
11
Por supuesto que antes de esta fecha han existido corrientes que se podrían catalogar según determinados autores como corrientes
históricas del “marxismo crítico” como reacción al ML, como es el caso de titoísmo y browderismo de los ‘40, el bujarinismo o trotskismo
en los ‘30, la Escuela de Frankfurt, etc. Pero, incluso en caso de que así sea, no tuvieron una relevancia teórico-práctica de forma global.
Será tras los acontecimientos de 1956 que se construye un fenómeno, una tendencia, que podría ser calificada históricamente como “global”
y realmente trascendente.
12
No sólo entre estos dos países se generaron tensiones con la URSS, sino también Vietnam, Corea, Laos y en menor medida la RDA junto
con Rumanía tuvieron cierto grado de tensiones pasivas con la nueva dirección de la URSS entre el ‘56 y ‘64. Más tarde, las tensiones con
la cúpula de la URSS de 1985 a 1989 fue total con estos países. Esto queda expreso en los documentos de dichos partidos, en las cartas que
se enviaron, en las entrevistas y cuadernos de la cárcel de Erich Honecker, etc.
13
Evidentemente el MC de nuestros días, como resultado de la posmodernidad y especialmente de la academia occidental, se distancia
teóricamente de las tesis soviéticas de Jrushchov, Kosygin y Liberman con respecto a la construcción socialista. Lo que quiero destacar, es
que el MC como fenómeno de determinada interpretación del marxismo que pretende poner en jaque el ML, se vuelve un fenómeno global
con la llegada al poder en la URSS de estos dirigentes. Este fenómeno netamente histórico, sin lugar a duda, jugó un papel fundamental en
el posterior auge del MC posmoderno que abordamos en el presente trabajo.
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y 1964 (y más tarde entre 1985 y 1991). Luego, el MC adquirió formas más radicales que podemos
visualizar en el eurocomunismo, en el carrillismo español, en los vestigios de Frankfurt, y luego en los
‘80 rápidamente el MC se transformó en el dominante en todo occidente. Cada academia occidental tiene
cátedras de un marxismo como reacción al marxismo soviético tradicional. Con la posmodernidad y los
procesos políticos, militares, geopolíticos e ideológicos que concluyeron en la caída de los Estados
socialistas de los países del Bloque del Este, el MC terminó adquiriendo principalmente la forma del
denominado posmarxismo (del argentino Ernesto Laclau y la belga Chantal Mouffe) o neomarxismo
(promovido principalmente desde la Fundación Rosa Luxemburgo, con referentes políticos como los
chilenos Daniel Jadue y Camila Vallejo). No obstante, igualmente existen corrientes en tensión con estas
dos últimas mencionadas, como la corriente de Nestor Kohan, que calificaremos de “marxismo
arielista
14
”, y otras tantas que podrían estar enumeradas en un largo listado.
La ortodoxia y Mariátegui
El concepto de ortodoxia en la década del ‘10 y 20 del siglo pasado tenía una connotación muy
distinta a la que tiene actualmente el MC, movimiento que lo utiliza con tonalidad peyorativa. En los
tiempos de Mariátegui varios autores se exponían como defensores de la ortodoxia metodológica, dentro
de los marxistas ortodoxos más conocidos está Plejanov, quien fue profundamente criticado por los
marxistas-leninistas ortodoxos, quienes lo calificaban de forma peyorativa con acentuaciones que
implicaban un negativo dominio de la dialéctica -véase a Mijaíl Lifshitz-. Los marxistas-leninistas que
se reclamaban desde la ortodoxia contienen autores como Lukács y Gramsci; este último entendía que la
ortodoxia filosófica consistía principalmente en la totalidad filosófica de las potencialidades de un
sistema filosófico: esto es, “que la filosofía de la praxis se basta a misma, contiene en todos los
elementos fundamentales para construir una totalidad integral” (166). Bajo estos términos, autores tan
curiosamente reivindicados por el MC (como Gramsci) se proclaman y defienden el ML ortodoxo,
entienden como científico la filosofía de la praxis. Ahora bien, entendiendo las oposiciones existentes
entre autores como Plejanov (Martov, Axelrod, etc.) y Lenin (Stalin, Zhdanov, Gramsci, etc.) podemos
entonces hablar de ortodoxias.
14
Corriente profundamente romántica, que emerge como reacción a las tendencias a la cientificidad del ML. Uno de sus mayores exponentes
es el argentino Néstor Kohan. En cierta medida sus ideas se ven impregnadas en el partido francés Nuevo Partido Anticapitalista de Christine
Poupin y Philippe Poutou.
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Dentro de estas ortodoxias, la ML estaba representada en un sentido práctico (praxis) en la figura
de Stalin (lideró la administración del país de 1922 a 1952) y la teoría del socialismo en un solo país, la
NEP, y la lucha contra las facciones de izquierda y derecha que ambas utilizaron libros, discursos,
discusiones teóricas y atentados contra el Estado -véase Genesis, vida y destrucción de la URSS, del
historiador chileno Jaime Canales-. Ante tales enfrentamientos de facciones y fracciones al interior de
los bolcheviques en los ‘20, Mariátegui expresaba públicamente su cercanía a Stalin:
(…) las soluciones trotskistas no tienen la misma solidez. En la mayor parte de lo que
concierne a la política agraria e industrial, a la lucha contra el burocratismo y el espíritu de
la NEP, el trotskismo sabe de un radicalismo teórico que no logra condensarse en fórmulas
concretas y precisas. En este terreno, Stalin y la mayoría, junto con la responsabilidad de la
administración del Estado, poseen un sentido más real de las posibilidades
15
.
Ferreyra dirá que en la Correspondencia Sudamericana en la que participaba el Partido de
Mariátegui, se posicionaban firmemente con el ComiCentral del PCUS atacando textualmente las
posiciones trotskistas. Esos dichos, textos y fragmentos de Mariátegui pesan mucho más que los
calificativos positivos que dio a Trotsky en lo relacionado al papel que cumplió en la Revolución
Bolchevique, época en la que el trotskismo, como lo entendemos hoy, no existía como corriente teórica,
y previo a sus atentados contra el Estado.
Del Prado dirá que la noción del marxismo que tenían Mariátegui y el ML no difería: Mientras
Stalin dice: El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la Revolución Proletaria,
Mariátegui dice: El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de
los monopolios
16
. (Revista Frente N9 3.)” (p.4). A esto, creo yo, se pueden sumar textos de Mariátegui
que lo aproximan considerablemente a las posiciones bolcheviques clásicas, al ML. Su texto La
inteligencia y el aceite de ricino hace una feroz crítica a ciertos movimientos artísticos que calificaba de
pequeñoburgueses y que crearon condiciones favorables para el fascismo italiano o, que simplemente no
fueron una real oposición, como es el caso del futurismo y quienes se movían alrededor de él: El
futurismo -que fue una faz, un episodio del fenómeno d'annunziano- es otro de los ingredientes
psicológicos del fascismo. Los futuristas saludaron la guerra de Trípoli como la inauguración de una
15
Publicado en Variedades, Lima, 23 de febrero de 1929.
16
Esta frase se Mariátegui puede ser reforzada con sus afirmaciones en El imperio y la democracia yanquis, en el cual afirma que “el
imperialismo (…) es la última etapa del capitalismo” (70), al hablar sobre Estados Unidos y su política exterior.
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nueva era para Italia
17
. Estas calificaciones más tarde encontrarán mucho sentido en la URSS de los
años 20 y 30, con Lunasharski al frente. Otra idea que se refleja en el texto es la consideración de que
la política engloba al arte, es decir, en palabras de Mariátegui: “el arte depende de la política”, y en ello
recae la dirección política que brindó el Estado soviético al arte bajo gobernación de Lenin y Stalin. En
este mismo texto, Mariátegui, al igual que los bolcheviques, vincula el socialismo a la clase obrera, el
fascismo a las clases medias (pequeña burguesía o trabajadores intelectuales): La clase media, en
particular, fue fácil presa del espíritu d'annunziano. (El proletariado, dirigido y controlado por el
socialismo, era menos permeable a tal influencia)” (p. 67).
Cuestiones similares podemos suponer en su texto Los nuevos aspectos de la batalla fascista, en
el cual se establece una crítica principalmente a los elementos liberales y a la democracia burguesa
italiana, vinculando al liberalismo con el fascismo, enmarcándose una vez más en una racionalidad
leninista. Mariátegui entiende que el fascismo es un formato del capitalismo que se ejecuta como
“reacción (…) anti-revolución, o como se prefiera llamarla, contra-revolución. La ofensiva fascista se
explica, y se cumple, en Italia, como consecuencia de una retirada o una derrota revolucionaria” (p. 77).
Con respecto al financiamiento de los regímenes fascistas, Mariátegui expresa la relación con los Estados
demo-liberales: “[l]os clásicos líderes del liberalismo, Salandra, Orlando, Giolitti, con más o menos
intensidad, concedieron su confianza a la dictadura. Transitoriamente, la adhesión o la confianza de esa
gente resultó embarazosa para el fascismo; le imponía un trabajo de absorción, superior a sus fuerzas,
superior a sus posibilidades. El espíritu fascista no podía actuar libremente si no digería y absorbía antes
el espíritu liberal”. Pese a las contradicciones existentes entre el liberalismo italiano y el fascismo, que
llevaron a su ruptura años más tarde, el fascismo, dirá Mariátegui, fue capaz de absorber a los sectores
nacionalistas del liberalismo e, igualmente, a su ala católica. Por último, Mariátegui criticará duramente
las posiciones reformistas y parlamentaristas del liberalismo, que pretendían cumplir el rol de
normalizador
18
, mientras que:
los comunistas combatieron esta ilusión. Propusieron a la Aventino su constitución en
parlamento del pueblo. Frente al parlamento, fascista de Montecitorio debía funcionar el
parlamento anti-fascista del Aventino. Había que llevar, a sus últimas consecuencias
17
(Mariátegui, s/f (a), p.67).
18
Cursiva de Mariátegui.
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políticas e históricas, el boicot de la Cámara. Pero ésta era, franca y neta, la vía de la
revolución (p. 79).
En su texto Lloyd Georg, podemos notar una clara adhesión al bolchevismo, una crítica a las
posiciones “intermedias” entre el capitalismo conservador/fascista y el socialismo que se pueden apreciar
en el liberalismo centrista. El componente de clase siempre está presente en su análisis geopolítico. Su
texto parte con la siguiente oración: “Lenin es el político de la revolución; Mussolini es el político de la
reacción; Lloyd George es el político del compromiso, de la transacción, de la reforma. Ecléctico,
equilibrista y mediador, igualmente lejano de la izquierda y de la derecha, Lloyd George no es un fautor
del orden nuevo ni del orden viejo. Desprovisto de toda adhesión al pasado y de toda impaciencia del
porvenir (…)” (Mariátegui, s/f(b). párr. 1). Mariátegui distinguirá al liberalismo como una corriente
teóricamente enajenada de la realidad concreta, dirá que Lloyd George no es nacionalista, tampoco es
internacionalista; no es individualista, tampoco es colectivista; “sus puntos de vista son provisorios,
mutables, precarios, móviles” (Párr. 2). Cerrará su texto con una crítica al liberalismo, a las posiciones
centristas.
En El sentido histórico de las elecciones inglesas de 1924 se puede corroborar un análisis leninista
clásico sobre el Estado y los procesos de elecciones en Estados capitalistas; no podríamos notar mayor
diferencia con Lenin en su calificación del proceso electoral inglés de las últimas décadas en lo relativo
al conflicto entre liberales y conservadores. Podríamos destacar que el estilo escritural de Mariátegui es
como si pensara en voz alta, lo que genera una marcada honestidad y ciertos tintes de dispersión que
vuelven el texto grato a la lectura, mientras que tanto Lenin como Stalin escriben -ciertos textos- con un
carácter pedagógico y con marcas textuales mucho más impersonales. Lo mismo se replica en Nitti, en
lo relativo a la crítica a los teóricos burgueses y sus posiciones relativistas. Quisiera destacar algo
adicional en este texto: Mariátegui siempre tiene presente en sus análisis una marcada distinción entre lo
local y lo global; constantemente sus textos hacen referencia a aquello, no solo en Nitti, sino que en La
escena contemporánea. La constitución del ser social de la teoría leninista, tendrá entonces un interés
especial por parte del pensador peruano.
Sobre las ortodoxias presentes en la Unión Soviética, se podrían destacar varias corrientes, la ML
(la oficial), el trotskismo, la oposición obrera, los bujarinistas, etc. Ortodoxias porque también son
sistemas cerrados y consolidados a nivel teórico, que se bastaban en mismos o que tenían dicho objetivo
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teórico-práctico, además eran irreconciliables entre sí. Independiente de que con frecuencia los teóricos
del MC se sientan identificados o muestren simpatía por Trotsky, el trotskismo es un sistema cerrado y,
en muchos casos en relación con el marxismo, es incluso más ortodoxo que el ML -véase el argumento
de La revolución permanente, que rechaza la idea de adaptar el marxismo a un nuevo contexto para los
países del Tercer Mundo, atacando la postura leninista del Eslabón más débil
19
-. Entre todos estos
sistemas, Mariátegui públicamente se suscribe al ML.
Sobre lo anterior, lo podemos corroborar en la evolución que tuvo un escrito de él, que en su etapa
de “borrador” intentó conciliar de alguna forma a Trotsky con la posición oficial del Comité Central del
Partido. Este borrador que nunca fue publicado por Mariátegui es un manuscrito llamado Trotsky y la
oposición comunista, fechado el 25 de febrero de 1928. En este texto vemos un lúcido Mariátegui, que
contextualiza la cuestión de las diferencias teóricas al interior del Partido de la Rusia socialista, comenta
que Lenin siempre tuvo que debatir y defender sus puntos en violentos debates. Procede Mariátegui a
destacar la personalidad de Trotsky, la cual lo volvía alguien que estaba en el centro de la atención, pero
a su vez critica sus posiciones individualistas que lo llevaron siempre a tener roces tanto en su pasado
menchevique como en su presente bolchevique. Prosigue comentando que Trotsky nunca tuvo buenas
relaciones con el Partido pese a cumplir un rol protagónico como Comisario del Pueblo. Relatará en el
borrador que Trotsky armó una posición heterogénea
20
en la cual se mezclaban elementos sospechosos
de desviación derechista y social-democrática con elementos incandescentemente extremistas,
amotinados contras las concesiones de la NEP a los kulács”
21
. Con ello, Mariátegui pese a destacar las
características positivas de Trotsky (su personalidad o sus labores en determinados roles) termina
exponiendo que su grupo entra en contradicción con la cuestión campesina (Trotsky siempre distante del
sujeto campesino; la incorporación del campesino a la revolución fue uno de los elementos centrales de
su distancia con Lenin y el Comité Central). Termina su carta explicando que el motivo de los errores de
19
En esta tesis leninista, se menciona que Karl Marx y Federico Engels teorizaron en la etapa del capitalismo de libre competencia. Pocos
años más tarde, tras su muerte, se instaura el capitalismo imperialista de los monopolios. Este acontecimiento modifica la praxis comunista,
puesto que hace posible que la revolución socialista no se limite a los países desarrollados, sino que, por el contrario, priorice países
subdesarrollados. Se presenta al imperialismo como una cadena y que, en su eslabón más débil, por lo general países subdesarrollados en
los que se agudizan las contradicciones del sistema, era más viable la revolución socialista a nivel nacional. Trotsky se negaba a esta
posibilidad, argumentando con las posturas de Marx y Engels sobre trasladar el foco revolucionario a los países más industrializados. La
posición de Trotsky en este apartado es más ortodoxa con respecto al marxismo que la posición del ML que sería “innovadora”.
20
Lo heterogéneo, que perfectamente para el MC podría operar como sinónimo de “heterodoxia” adquiere un calificativo negativo por
Mariátegui.
21
En Figuras y aspectos de la vida mundial, tomo II.
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Trotsky podría deberse a su carácter cosmopolita (hombre de exilio) frente a un Comité Central eslavo
arraigado al suelo nacional.
Ahora bien, en su publicación El exilio de Trotsky, publicado un tiempo después y tomando el
cuerpo del borrador con algunas correcciones y adición de párrafos, Mariátegui agrega que Stalin tiene
una teoría más sólida que Trotsky. Mariátegui expone ser contrario a los juicios que califica de
“radicales” de Trotsky sobre el “burocratismo” y la NEP. También dirá que Stalin y el CC son realistas
tanto en su juicio teórico como en la administración del Estado. Por otro lado, Mariátegui se sumará a
las denuncias que el Estado realizó sobre los intentos insurreccionales de la oposición liderada por
Trotsky, dirá que con Trotsky en el puesto de comando, la oposición en poco tiempo ha tomado un tono
insurreccional y combativo al cual la mayoría y el gobierno no podían ser indiferentes(s/f, párr. 6).
Cerrará su escrito mencionando que el proceso soviético requiere de teóricos del socialismo nacional -
Stalin- y no del socialismo mundial -Trotsky-, [a Trotsky], [s]e le imagina predestinado para llevar el
triunfo, con energía y majestad napoleónicas, a la cabeza del ejército rojo, por toda Europa, el evangelio
socialista. No se le concibe (…) llenando el modesto oficio de ministro de tiempos normales. La Nep lo
condena de regreso a su beligerante posición de polemista” (s/f, párr. 7).
Para continuar desmintiendo la falsa afiliación trotskista de Mariátegui que mencionan
reiteradamente los autores del MC, se puede sencillamente comparar las tesis de La Revolución
Permanente y el Programa del Partido Socialista Peruano: mientras que en el punto 5 del texto redactado
por Mariátegui se establece que:
La economía pre-capitalista del Perú republicano que, por la ausencia de una clase burguesa
vigorosa y por las condiciones nacionales e internacionales que han determinado el lento
avance del país por la vía capitalista> no puede liberarse bajo el régimen burgués, enfeudado
a los intereses capitalistas, coludido con la feudalidad gamonalista y clerical, de las taras y
rezagos de la feudalidad colonial. El destino colonial del país reanuda su proceso. La
emancipación de la economía del país es posible únicamente por la acción de las masas
proletarias, solidarias con la lucha antiimperialista mundial. Sólo la acción proletaria puede
estimular primero y realizar después las tareas de la revolución democráticoburguesa que el
régimen burgués es incompetente para desarrollar y cumplir. (1928, párr. 6)
Por lo que podemos percibir completa sintonía con la política de la 3ra Internacional, una noción
del proceso peruano que se adentra en el entendimiento de la teoría del Socialismo en un solo país, esto
adquiere especial sentido con los puntos posteriores del programa. Mariátegui expone que la clase
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burguesa peruana fue inoperante y que, ante dicha realidad, le compete al proletariado y campesinado
peruano fundar la nación, elaborando la siguiente mecánica: clase obrera y campesinado revolución
nación socialismo peruano. Mientras que para Trotsky sería: clase capitalista nación clase obrera
socialismo socialismo global. No existe similitud alguna entre la concepción general de la revolución
en Mariátegui y Trotsky
22
. En La revolución permanente de Trotsky, la tesis 10 (175) desarrolla que sin
la instauración del socialismo global no existe triunfo del socialismo nacional, argumentando que las
fuerzas productivas no pueden mantenerse en los límites de los Estados nacionales, enmarcando aquí su
principal oposición al Socialismo en un solo país defendido por Mariátegui.
Los argumentos que sostienen a Mariátegui como un ML podrían continuar: como en el caso de la
reseña periodística de la Universidad Popular González Prada, titulada El tercer aniversario de su
fundación José Carlos Mariátegui conmemora a Lenin, publicado en 1924. Otro caso podría ser el texto
El Partido Bolchevique y Trosky, en el cual califica a Trosky como “[representante] de una fracción o
una tendencia derrotada dentro del bolchevismo” (s/f, párr. 1). Pero me parece que la idea ya está
corroborada
23
. Pese a ciertos elogios de inicios del siglo XX por el rol que cumplió Trotsky desde 1917
a 1923, pesan más sus literales defensas al socialismo en un solo país y la NEP. Los autores afiliados al
MC, que tienen siempre cierta simpatía (a veces total) por Trotsky, no podrían argumentar la inventada
afiliación trotskista de Mariátegui.
22
A esto podríamos adherir que en el punto 8 (1928, párr.9) del Programa del Partido Socialista Peruano se hace hincapié en que una vez
concretada la revolución se instaurará una política de “defensa del orden socialista”, es decir, el nuevo Estado, la Dictadura del Proletariado,
utilizará sus extensiones institucionales para defender el proceso ante toda oposición. Esto tiene sentido en tanto el ML entiende que una
vez instaurado el régimen socialista siguen existiendo contradicciones de clase, por lo que la restauración del capitalismo es factible, ergo
el Estado debe actuar en virtud de evitar cualquier hecho que implique generar condiciones objetivas o subjetivas favorables a la restauración
capitalista. Mientras que la teoría trotskista asegura que una vez triunfante la revolución socialista, no hay posibilidad de restauración
capitalista salvo en un escenario improbable de guerra civil. Este punto es fundamental, porque lo que los ML llaman “aplicar medidas
revolucionarias de seguridad nacional” los trotskistas denominan “burocracia”. En este sentido, podemos ver que el punto 8 entra de lleno
en la sintonía teórico-práctica del ML.
23
Incluso el Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones León Trotsky CEIP en su boletín especial fechado en noviembre del 2002
en su artículo “Entre los orígenes del marxismo latinoamericano y la Revolución Permanente” de Sebastian Quijano, se menciona que la
teoría trotskista fue “la superación dialéctica de este [“este se refiere a José Carlos Mariátegui]” (p.9). Esta cita es la conclusión del escrito,
el cual se centra en mencionar que la teoría trotskista entiende tres niveles de la “revolución socialista”, estos serían el 1er nivel: la dictadura
del proletariado y las tareas democrático-burguesas (tesis 8); el 2do nivel: la concepción internacionalista de Trotsky (tesis 9); el 3er nivel:
la etapa imperialista y el socialismo planetario (tesis 10). Para Quijano, Mariátegui sólo llegó a “comprender” el 1er nivel, dejándolo muy
por debajo de León T.
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La heterodoxia y Mariátegui
Hay cuestiones que nos pueden aproximar a esta hipótesis tal y como refieren los autores
vinculados al Grupo de Sinaloa, como también otros académicos coetáneos, quienes sostienen una base
de argumentos para situar al pensador peruano dentro del paradigma heterodoxo.
Uno de los casos más destacables es el capítulo X de la tesis doctoral de Yodenis Guirola, titulado
Contrastes argumentales: Marx, Ponce, Mella y Mariátegui ante la problemática emancipatoria. En
este texto, el autor toma como base los tres textos más conocidos del pensador peruano: Figuras y
aspectos de la vida mundial; La escena contemporánea; siete ensayos de interpretación de la realidad
peruana. La comparativa analítica se sustenta en la base del significante “emancipación”, en este sentido,
al igual que el autor cubano Medardo Vitier en su texto Ensayos de José Carlos Mariátegui, establece
una comparativa entre el Mariátegui y Vasconcelos. Guirola concluirá que el uso del concepto
“emancipación” no tiene una intención semántica categorial, sino su significado tradicional. En el caso
de los siete ensayos, Guirola enumera los distintos sentidos no categoriales que adquiere el significante
“emancipación” (en su sentido indígena, republicano, político-nacional, literario, etc.). Por último,
Guirola destaca el análisis de la realidad nacional que desarrolla Mariátegui en la relación pasado peruano
(Aillu) y modernidad.
Guirola destacará igualmente que Mariátegui es un pensador del marxismo heterodoxo porque
reajusta su episteme discursiva, esto es, “asume” que hay categorías marxistas que no son aplicables a la
realidad latinoamericana. Esto aplicaría especialmente en lo relativo al análisis de sujetos y clases
sociales. El trabajo del Yodenis G. es mucho más centrado en Ponce y Mella que en Mariátegui, lo cual
dificulta especificar sobre este apartado en concreto. Pero podemos destacar como elemento central el
reconocimiento de una aplicación conceptual distinta al indígena y al campesino. Esta no aplicación de
determinadas categorías y la invención de otras nuevas, brindaría argumento para sostener la posición de
Guirola.
Por otro lado, autores del grupo de Sinaloa, el intelectual peruano Alberto Flores Galindo en su
texto La agonía de Mariátegui: la polémica con la Komintern arma un Mariátegui que es ajeno al
comunismo soviético al momento que elabora un análisis de la realidad nacional integrando conceptos
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de creación endógena que justificarían dicha postura. Este texto polémico ha tenido varias respuestas,
entre ellas la de Ricardo Luna Vegas en su libro Sobre las ideas políticas de Mariátegui: refutando a sus
tergiversadores, en el cual critica a Flores Galindo y lo califica de socialcristiano anticomunista. En su
juventud Flores Galindo militó en la teología de la liberación, pasó por el MIR
24
peruano, y más tarde en
Vanguardia Revolucionaria
25
, partido que actualmente comparte sede con el partido de ideología
socialdemócrata occidentalista llamado Partido Socialista
26
.
Entonces, hasta ahora, el argumento del Mariátegui heterodoxo recae principalmente en el abordaje
de nuevos sujetos históricos y nuevas teorizaciones que serían completamente ajenas al marxismo-
leninismo tradicional soviético. Ahora bien, todos (ML y MC) concluyen en la capacidad de Mariátegui
de perfilar una creación heroica para Perú en concreto y Latinoamérica en general, pero el problema se
sitúa si Mariátegui es un continuador de la obra leninista clásica o distante a ella. Yo reconozco aportes
objetivos de ambas posturas: los leninistas tienen un enorme aporte en lo relativo a la dimensión política
de Mariátegui, destacan su asimilación del ML y su entendimiento político; los heterodoxos también
juegan un rol importante al destacar principalmente la línea relacional entre lo incaico y lo moderno, lo
sociológico en este ámbito. Pero, me sitúo más cercano a la primera. Si bien es cierto, previamente ya se
comentó sobre lo anacrónico que es situar a Mariátegui en una heterodoxia, como también lo insustancial
que sería ubicarlo a secas en el leninismo clásico, puesto que los textos fundacionales del leninismo como
corriente ideológica de la Komintern se consolidó en los ‘30; ante esto es valorable tomar postura
igualmente. Creo yo que Mariátegui forma parte de la línea proto-leninista en la que se ubican
importantes pensadores que, por motivos temporales, geográficos, lingüísticos o políticos, no lograron
formar parte del marxismo-leninismo consolidado, sino ser un motor en su prematura forja que terminó
consolidándose posteriormente. El argumento principal gira en torno a su noción geopolítica, sus análisis
24
Sólo estuvo un año, de 1969 a 1970.
25
Partido agrarista autodenominado marxista liderado por el Senador Edmundo Murrugarra, el alcalde Alfonso Barrantes y otros cargos
públicos. Su praxis política consistía en lo que Karl Marx denominó armonización capital-trabajo, administrar extensiones del Estado
peruano para intentar solucionar paliativamente los males del sistema capitalista y apuntar a una victoria electoral en el ejecutivo.
26
Fundado en 2005, integra en sus filas académicos peruanos de las altas esferas de la sociedad peruana que se identifican con el
progresismo. Sus dirigentes son miembros del parlamento peruano. El partido forma parte de la Internacional Progresista y públicamente
comparte valores con el liberalismo social. Formaron parte del Frente Amplio y actualmente constituyen Nuevo Perú, una coalición
socioliberal y feminista, vinculado al Grupo de Puebla, que reúne distintos partidos socialdemócratas regionalistas. Grupo Puebla
actualmente gobierna en México, Bolivia a través de Luis Arce que rompió con el MAS, y Brasil.
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ideológicos de los sucesos ocurridos en el Partido Bolchevique, y ser literalmente el fundador del Partido
Comunista de Perú, en el cual Mariátegui fue una correa trasmisora de la Komintern para Sudamérica
27
.
Vale decir también, que hay algunos textos de Mariátegui que podrían tomar cierta distancia del
ML, lo que no implica necesariamente aproximarse a un MC. Uno de los casos puede ser el análisis del
duopolio político de los Estados Unidos en El imperio y la democracia yanquis. En este texto, Mariátegui
une el Estado -institucionalización del poder- con el poder ejecutivo del duopolio político yanqui. Afirma
que los Estados Unidos tienen dos características, una es el hecho que es imperialista y otra es el hecho
que es democrático, el primero lo vincula al Partido Republicano, el segundo al Partido Demócrata. Bien
se sabe que el leninismo sostiene que los duopolios suelen representar distintos segmentos del capital
(hoy en día podríamos hablar de capital industrial -republicanos- y capital financiero-especulativo -
demócratas-). Cuando se trata de “democracia” Lenin se pregunta “¿Para quién?”. Puede ser que
Mariátegui entienda en este fragmento a la democracia en abstracto o que simplemente sea una
interpretación errónea a falta de mayor desarrollo semántico del argumento, me inclino más por esto
último, pues así no entra en contradicción con sus escritores de la época.
En fin, los conceptos de heterodoxia y ortodoxia como son entendidos hoy por el MC son
anacrónicos. La ortodoxia, la cual la entienden como el marxismo-leninismo institucionalizado en la
URSS de Stalin que “impedía” el marxismo “crítico”, es un fenómeno bastante posterior a la muerte de
Mariátegui. Ningún sovietólogo serio se atrevería a afirmar que el ML se había institucionalizado
plenamente en la URSS antes de 1930 -véase Jaime Canales, Ricardo Rodríguez Sifrés, Anselmo Santos-
. Por otro lado, el marxismo autoproclamado de “heterodoxo” es, a mi juicio, desde el punto de vista
práctico: ortodoxa. Lo anterior porque el MC se basa en la dispersión propia de la academia occidental,
incapaz de armar un sistema cerrado que podría ser funcional y eventualmente institucionalizado en la
praxis, no existe Estado marxista “heterodoxo” como si bien existen y han existido Estados marxistas
“ortodoxos” en desarrollo o descomposición. Por otro lado, a través de la bibliografía que suelen tener
los académicos del Grupo de Sinaloa -y sus sucesores-, se puede notar que beben únicamente de fuentes
occidentales, autores de Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania Federal y personas del tercer
27
Contrario a lo que falsamente afirman algunos autores, la Internacional aceptó parcialmente las posturas de Mariátegui y, posteriormente
terminó asimilándolas todas para el caso concreto peruano. Los documentos hablan por sí solos. Por su parte, Mariátegui también cedió, y
mandó a cambiar el nombre del Partido a Partido Comunista Peruano en 1930.
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mundo que estudian en el primer mundo. Rechazan absolutamente cualquier impronta investigativa de
la academia china, vietnamita, laosiana, coreana (dejando afuera la teoría de 4 de los 5 Estados socialistas
del presente). Tampoco podremos contar con autores de la academia rusa, albanesa, búlgara, húngara,
etc. Existe una censura autoimpuesta que cataloga de “sectario” toda producción textual que provenga
de países que fueron socialistas. Se limitan al análisis de sus manuales, los cuales tenían intenciones más
políticas que teóricas, a diferencia de las revistas científicas de la época, las cuales sostienen neas
argumentales mucho más robustas. Parten todo análisis asumiendo la leyenda negra de la URSS, la cual
ya está fuera de la arena del debate en países enormes como China o Rusia, puesto que para fines de los
‘80 en la URSS se hace público los archivos secretos del país y, con ello, cae notablemente toda caricatura
occidentalista sobre el pasado soviético. Autores alemanes como Grover Furr, Erich Honecker y Walter
Ulbricht; belgas como Ludo Martens y Joseph Jacquemotte; chilenos como Jaime Canales, Ricardo Sifrés
Rodríguez; o el español Anselmo Santos, dan cuenta de ello argumentadamente en no menos de 5000
páginas cada uno. El ML creó un sistema cerrado, desacreditó y censuró otros, mismo fenómeno vemos
en el MC posmoderno. Me sumo, en este sentido, al argumento de Ferreyra: “preferimos plantear otro
conflicto, el de la lucha entre dos ortodoxias” (4). Acá no hay buenos ni malos, los moralismos,
psicologismos y fakenews no tienen peso. Estamos presentes ante dos formas de entender el materialismo
histórico, las cuales corresponden a dos contextos, dos ideologías y dos geografías geopolíticas distintas
y, en ambos casos, no son totalmente coetáneas a Mariátegui.
Pese a que el MC se autoproclame como heterodoxo, un sistema abierto en todos los sentidos, lo
es parcialmente. Su corpus es cerrado, su método abierto. El ML, al contrario, se declara un sistema
cerrado en todos los sentidos y lo es casi totalmente, su corpus es abierto (véase Tres fuentes y tres partes
integrales del marxismo
28
) y su método cerrado. Lo imperativo en un sistema de pensamiento que
pretende ser institucionalizado es precisamente ser poseedor de una metodología cerrada que sea capaz
de bastar en misma e ir en sintonía con la intersubjetividad de las masas que demandan un mesianismo
de certezas totalizantes. El marxismo, y sus Estados marxistas, el liberalismo y sus Estados liberales, la
religión y sus Estados religiosos, el tradicionalismo y los Estados nacionalistas existen y operan bajo una
institucionalización de sociedades políticas con nociones totalizantes de los conceptos de poder,
28
De Vladimir Lenin.
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democracia y libertad. Toda apertura gnoseológica que pretenda ser total e infinita se limita a ser una
cuestión escolástica, no político-práctica.
Ante lo anteriormente afirmado, para intentar realizar el ejercicio de ubicar a Mariátegui entre el
ML
29
-como ortodoxia moderna- y MC -como heterodoxia posmoderna-, no queda duda que en términos
generales, el análisis político de Mariátegui coincide con el análisis ML de la época, la cual aún no gozaba
de una consolidación estructurada total, puesto que Fundamentos del leninismo (y otros textos) fueron
traducidos al español y publicados masivamente posterior a los años 30. No obstante, el corpus textual
al que tuvo acceso Mariátegui, que él mismo comenta en sus textos, se podría corroborar una coincidencia
casi total con el ML en formación. Incluso, en las polémicas inventadas por autores occidentalistas, como
el supuesto apoyo de Mariátegui a Trotsky o la discusión sobre el nombre del Partido Socialista de
Mariátegui
30
en la Komintern, son simplemente desfiguraciones de los hechos, son interpretaciones
sesgadas donde los autores leen lo que quieren leer, ante el disgusto de que un autor tan idolatrado no
entre en sintonía con las ideas del ”marxismo” posmoderno de occidente, fuerzan fragmentos
descontextualizados para hablar por Mariátegui, y al mismo tiempo, silenciarlo.
Los aportes de Mariátegui exceden toda dóxa
Si bien es cierto, tomé partido por posicionar a Mariátegui en la línea forjadora y promovedora del
ML, es decir, en la etapa larvaria de esta corriente, sus aportes, sin lugar a duda, excedieron a sus
camaradas soviéticos. Y, con toda razón, ¿vamos a esperar que Lenin o Stalin teoricen sobre el Perú
semicapitalista de inicios del siglo XX? ¿vamos a suponer que el Partido Comunista Bolchevique a través
de sus manuales y académicos analicen en los años 20-40 la realidad peruana o latinoamericana? ¿nos
vamos a molestar porque un hijo de trabajador moscovita que pudo formarse en tiempos de revolución
29
De su época, por su puesto, un ML en proceso de forja. Recordemos que los sistemas filosóficos y políticos no se consolidan al momento
de la publicación de una obra, sino al momento que son recepcionados y legitimados por intérpretes y traductores. En última instancia, una
vez que un sistema académico -que, en todo caso es extensión de un Estado determinado- lo legitima como sistema propiamente tal. No
existe sistema filosófico o político al margen categorial de elementos irreductibles e inexorables como el intérprete y traductor. Es por ello
que no se puede hablar de una teorización universal “estalinista” en la década del ‘20: faltan las traducciones, interpretaciones,
sistematizaciones. El ML clásico, tradicional u “ortodoxo” se entiende como una sistematización de la obra de Marx, Engels, Lenin y Stalin,
sistema inexistente antes de los 30.
30
Cabe destacar que este conflicto que tuvieron los peruanos en la Komintern (en realidad, con el Secretariado Sudamericano de la III
internacional, liderada por el Partido Comunista de Argentina), el mismo Mariátegui argumenta que el hecho de denominar al partido
peruano como “socialista” y no “comunista” no es por una defensa necia de “autonomía libertaria” o intentos de polemizar, muy por el
contrario, Mariátegui y los peruanos argumentan que es una cuestión de táctica dada la realidad peruana. Entonces, al dominar las categorías
leninista de táctica y estrategia, argumenta desde el leninismo su punto.
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no pudo aportar cuestiones concretas a la realidad latinoamericana? Por supuesto que no, los
revolucionarios estaban haciendo la revolución, transformando un país semifeudal en la segunda potencia
mundial, del arado al espacio en 30 años, estaban ocupados en otros asuntos. Ante dicha situación,
Mariátegui asumió su responsabilidad como comunista de aportar a su revolución nacional.
José Carlos Mariátegui teoriza desde sus conocimientos que se construyen en su era: la línea del
marxismo-leninismo que estaba transitando de la teorización sobre la revolución a la teorización sobre
la construcción del socialismo en un país semi atrasado y su lucha contra la 2da Internacional y los
cimientos de la 4ta Internacional. También en plena crisis del positivismo y la modernidad occidental.
Una época de auge de las filosofías vitalistas que terminan alimentando el fascismo, años donde también
confluyen corrientes artísticas como el surrealismo, que adquiere una titularidad en Amauta. Sobre esto
último, es muy importante destacar El alma matinal de Mariátegui, donde la crítica al occidente
decadente se hace más que evidente. En esta obra el pensador peruano aborda el mito, el cual entiende
como conjunto de representaciones del campo imaginario del sujeto colectivo, el cual siempre tiene como
finalidad reflejar la voluntad social nacional-popular. Mariátegui es consciente de las formas que puede
adquirir el mito en distintas circunstancias, comprende que a veces puede ser reproductivo del actual
estado de cosas y que, en otras circunstancias, ponerlo en jaque y ser uno de los motores de cambio.
Entonces, uno de los grandes aportes innovadores de Mariátegui, haciendo uso, por supuesto, de su
afiliación teórica marxista, es atender la realidad espiritual del pueblo peruano.
Las condiciones subjetivas para Mariátegui toman una relevancia total a la hora de abordar sus
análisis críticos. En el caso de la crisis de occidente en los 20, un hecho objetivo y material, Mariátegui
se centrará en la subjetividad de un pueblo inserto en un Estado burgués que se quedó sin mito. Ante
dicha disyuntiva, la clase trabajadora tenía que imponer su mito, el cual era reflejo del socialismo, era
respuesta a todas sus penurias y anhelos. En relación con esto, Mariátegui considera que el socialismo
soviético crea condiciones favorables para la reproducción del mito de la clase trabajadora en los países
donde se imponía el capitalismo. Aquí expone la dialéctica entre el alma desencantada (en el capitalismo)
y el alma encantada (en el socialismo). En última instancia, la propuesta de Mariátegui es la refundación
del mito, de la fe, y su incidencia en la intersubjetividad de las clases revolucionarias. Esto es
principalmente un combate contra las ideas socialdemócratas que intentaban reproducir el mito de
progreso, hacer que las masas “esperen” un mejor vivir, que voten, que trabajen y reformen el Estado
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progresivamente. Mariátegui lucha contra estas ideas proponiendo un afecto social hacia el socialismo
en los campesinos, indígenas y criollos.
Todo esto adquiere mucho más sentido al atender los análisis de Mariátegui en su propuesta
mesiánica, puesto que la cosmovisión peruana de la época era muy particular. Él toma en consideración
el sujeto peruano: incas, quechuas, aimaras, campesinos en síntesis religiosa indígena-cristiana, criollos
cristianizados. El ojo de Mariátegui está puesto en la subjetividad de las masas. En torno a esto, me
gustaría destacar que el hecho de que Mariátegui se centre en los sujetos mientras que los soviéticos se
centran las estructuras (tópico típico de autores occidentales), tiene que ver con algo obvio: unos piensan
el socialismo, los otros lo construyen. Pese a los interesantes análisis que realiza el argentino Miguel
Mazzeo sobre esto, creo que es un error suponer que, si en Perú se construía el socialismo en los 20,
Mariátegui hubiera centrado su análisis en los sujetos igualmente. La realidad lo habría empujado a
atender lo estructural, lo institucional, lo económico. No es real esa disputa filosófica entre aquellos que
atienden al sujeto contrapuestos a los economicistas soviéticos en el caso Mariátegui. Son las exigencias
del momento a la militancia comunista. Recordemos que, para todo aquél que no sepa, la militancia
comunista implica una disciplina absoluta, donde la voluntad individual tiene menos valor que las
exigencias objetivas del momento concreto. Esto Mariátegui lo entiende con claridad y, por ello vemos
que las temáticas que más le apasionaban, como lo es el arte y la consciencia, son tópicos que no
representan la mayor parte de su producción textual: su presente le exigió análisis político de la situación
internacional y nacional.
Mariátegui logra aportar también en la cuestión indígena, logra distinguir entre indígenas y
campesinos, aunque siempre sostiene que mantienen la misma característica económico-social: el
problema de la tierra. Mariátegui enriquece al marxismo latinoamericano al no entrar en un dogma hacía
el pasado: entiende que lo viejo puede impulsar lo nuevo. Esto llevado a cabo sin exagerar, por supuesto.
Mariátegui entiende que la vanguardia del movimiento es el proletariado y entiende que la dialéctica se
potencia en lo urbano, mientras hay cierto letargo en lo rural, no obstante, entiende la necesidad de la
unión obrero-campesina y entiende que la revolución en Perú pasa por lo rural, por el campesino, esta
posición la irá radicalizando. Al tomar en consideración estos hechos de las peculiaridades propias del
Perú, analizará al campesino indígena, reconociendo una serie de saberes, mitos, que crean condiciones
favorables para la revolución socialista.
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Conclusiones
Mariátegui es producto de su contexto en el cual las contradicciones se agudizaron quedando
visibles para todo aquel que prestara atención. Mariátegui, por cuestiones fundamentalmente temporales,
no pueden incluirse de lleno a la ortodoxia del marxismo-leninismo, en tanto no vivió para experimentar
su completa estructuración. Sin embargo, dado su análisis político, sus opiniones geopolíticas, el uso de
categorías y nociones leninistas, sus marcas textuales, creo que Mariátegui de haber seguido con vida,
hubiera mantenido su fidelidad a la línea leninista. En el caso más distante (que no creo probable, pero
si mínimamente posible), de no concretarse la suposición mencionada, seguramente hubiera declinado
por un marxismo mesiánico próximo a Walter Benjamín, el cual corresponde a otra ortodoxia muy
circunstancial del periodo de crisis de la modernidad. La ficción no es muy útil, por lo que me limitaré a
afirmar que Mariátegui fue una primera estación del marxismo-leninismo latinoamericano.
Por otro lado, me parece completamente inviable la posibilidad de suscripción de Mariátegui a la
ortodoxia gnoseológica de la corriente del marxismo heterodoxo” o MC, que más que estructura formal,
es una corriente académica occidental impulsada principalmente por cuestiones de filosofía político-
moral. No me puedo imaginar a un Mariátegui relativista, anarquizante y vinculado a fundamentalismos
democráticos socialdemócratas, posturas trotskizantes imposibles de institucionalizar ni odas a la
inclusión fantasmagórica característica de la posmodernidad. No obstante, se reconoce que el trabajo
realizado por personas que se suscriben a esta hipótesis ha aportado indudablemente al entendimiento de
Mariátegui, en tanto ponen su atención en la cuestión indígena y mesiánica (la intersubjetividad). Dicho
reconocimiento no podríamos dárselo a los leninistas clásicos que analizan la obra de Mariátegui, puesto
que centran su atención en su figura política y análisis estratégico, más que en su figura innovadora y
análisis táctico. Creo yo que los tratamientos de Mariátegui a la cuestión campesina, donde el mito opera
como una suerte de reemplazo de la ciencia para la cultura no letrada; el entendimiento del Partido
Comunista como vanguardia de la revolución; y, el hecho que deposita toda su esperanza en el proceso
soviético de Lenin (1919-1922) y Stalin (1922-1930), deja más que claro su afiliación teórica.
En este sentido, los aportes de Mariátegui al marxismo-leninismo latinoamericano son enormes.
Quise destacar en este trabajo los menos conocidos, puesto que ya existen numerosos trabajos que
atienden lo relacionado a los siete ensayos. Bajo esta lógica, quise resaltar los aportes en el terreno de las
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allá de la dóxa
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Nota: el autor, Cordano Guevara, Stefano Giordan declara no tener situaciones que representen conflicto de
interés real, potencial o evidente, de carácter académico, financiero, intelectual o con derechos de propiedad
intelectual relacionados con el contenido del ensayo El Marxismo latinoamericano de Mariántegui: más allá de
la dóxa, en relación con su publicación. De igual manera, declara que el trabajo es original, no ha sido publicado
parcial ni totalmente en otro medio de difusión, no se utilizaron ideas, formulaciones, citas o ilustraciones diversas,
extraídas de distintas fuentes, sin mencionar de forma clara y estricta su origen y sin ser referenciadas debidamente
en la bibliografía correspondiente.