es allí desde donde se podrá producir el advenimiento del sujeto-ser. De lo contrario se estará
performateando psiquismos, llenando “vacíos” de saber y/o formateando subjetividades. No habrá
sujetos educandos, sino “objetos” a educar. Es necesario poder educar-nos en esta lógica a los futuros
sujetos y a nosotros mismos. Sujetos como agentes causales de su propia realidad, aunque pertenecientes
a un colectivo que los trasciende con valores, creencias, ideales, deseos, modismos, lenguajes, etc.
América Latina ha sido víctima de un arrasamiento material, físico, psicológico, emocional y
espiritual. Es necesario poder reparar las heridas para continuar y/o es necesario continuar con las
heridas abiertas escriturando la propia historia desde nuestro pensar- sentir y no desde lo que un otro
ajeno ha dicho.
Concluyo que desde el momento en que tomamos conciencia de las circunstancias pasadas,
entendiendo un poco más el porqué de nuestra actualidad, se nos presenta el deber de hacer algo con
eso. Tal vez se podría pensar en una propia ética como latinoamericanos. Un deber ser como ciudadanos
de la “patria grande”. Acciones que se transformen en actos de justicia que intenten reparar parte del
daño ocasionado a nuestros antepasados, a nuestros bosques, a nuestras tierras.
Por último, Freire (1969) nos propone:
El gran problema radica en cómo podrán los oprimidos, como seres duales, inauténticos, que
“alojan” al opresor en sí, participar de la elaboración de la pedagogía para su liberación. Sólo
en la medida en que descubran que “alojan” al opresor podrán contribuir a la construcción
de su pedagogía liberadora. Mientras vivan la dualidad en la cual ser es parecer y parecer es
parecerse con el opresor, es imposible hacerlo. La pedagogía del oprimido, que no puede ser
elaborada por los opresores, es un instrumento para este descubrimiento crítico: el de los
oprimidos por sí mismos y el de los opresores por los oprimidos, como manifestación de la
deshumanización. (p. 26)
Creo que será necesario agregar a la acción de hacer consciente al opresor interiorizado en el
oprimido, el conocer nuestra historia, el sentir de nuestra propia tierra. El familiarizarnos con nuestro
origen será un deber como latinoamericanos para una nueva dirección de nuestra “patria grande”. Será
así, un paso intermedio el de descubrirnos alienados en un otro tirano que fue interiorizado. Sin embargo,
restará un trabajo restante que tendrá que ver con el poder sentirnos parte de una cosmovisión diferente
en la que el otro sea un otro y no un medio para un fin.